25

253 15 0
                                    

25

Henry Creel estiró la mano hasta lograr acariciar el suave mentón de Rachel Jones. En el instante en el que la castaña sintió los dedos fríos de su compañero, cerró los ojos para no tener que enfrentarlo. Por primera vez en su vida, le temía y no le temía por algo que le hubiese hecho físicamente, sino porque en aquellos momentos este se sentía como un completo desconocido.

–Soy yo, yo soy Henry Creel.–murmuró sobre los labios de Rachel, la cual titiritaba debido a la cobardía que estaba experimentando.

Tras la confesión de Henry, apareció el incómodo silencio. Era tanta la escasez de palabras que incluso podían escuchar a la perfección el sonido de las manecillas del reloj que se emitía con cada segundo que transcurría, aquél 'tic tac' comenzaba a ponerle los nervios de punta al rubio que esperaba deseosamente la reacción de la castaña.

–Rachel, por favor.–mencionó mientras las yemas de sus dedos se paseaban por la quijada de su amada.

Entonces, Henry recordó aquél cuento en donde el príncipe había logrado despertar a la bella durmiente mediante un beso. A pesar de no ser la misma situación, decidió que era una buena manera de hacerla reaccionar. Por lo tanto, este depositó un delicado beso sobre los dulces labios de su querida.

Rachel se llevó la mano a los labios tras el contacto que estos tuvieron con los de Henry. Entonces, abrió los ojos para finalmente dedicarle un vistazo a quien rogaba por uno.

Aquellos ojos azules que tanto le fascinaban, se encontraban más oscuros de lo normal. El rostro de Henry reflejaba nerviosismo, pues sus cejas solían juntarse cuando se encontraba de dicha manera y, además, no pasaba desapercibido el golpeteo de su pie derecho contra la duela de la sala de estar.

Por otro lado, internamente, Henry se moría por hacerle saber la razón de sus acciones, sin embargo, tenía que esperar a que la charla surgiese de poco en poco.

–¿Pensabas decírmelo alguna vez? o planeabas que viviéramos en una mentira.–desvió la mirada al no poder mantener contacto visual con la intimidante mirada de Henry Creel.

Lo dijo, dijo lo que tanto le había afectado. Para Rachel era muy importante que en una relación hubiese confianza y comunicación. Desafortunadamente, en ese momento, se sentía como si él lo hubiese mantenido en secreto porque no terminaba de confiar en ella.

–No se suponía que lo descubrieses hoy porque planeaba contártelo cuando me aceptasen en el empleo. No solo te daría la noticia de mi nuevo trabajo, sino que también te haría la declaración.–se rascó la parte trasera de su nunca.

Los planes no le salieron como lo había contemplado. 

–¿Era necesario esperar un puesto de trabajo para revelarme que tu verdadero nombre no era Peter?–le echó una mirada llena de furia mientras buscaba las palabras correctas para seguir encarándolo– Pudiste habérmelo dicho desde que comenzamos a desarrollar nuestra conexión.–su dedo índice chocó con el pecho de Peter.

–Lo siento, Rachel yo no quería ponerte en peligro.–trató de sujetarla de la mano, pero esta la retiró antes de que él pudiese lograr su cometido.

Mi niña, solo te pido que me creas.–posicionó su mano izquierda sobre la pared para evitar que se deshiciese la cercanía que había entre ellos–Lo que menos quería era ponerte en peligro. Créeme que confiaba en ti, pero no en nuestro alrededor. No tienes ni idea de lo que eran capaces de hacer, no te imaginas la perversidad que había dentro de esas personas.

Rachel estaba tan enamorada que ni siquiera había notado que Henry le había leído los pensamientos. Él había afirmado una de los sentimientos que esta mantenía en su mente.

Us | Peter BallardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora