03
Poco después de ser auxiliada, Rachel se dedicó a caminar junto al operador del laboratorio sin articular ninguna palabra. Por otro lado, el empleado le dedicó algunas ojeadas de reojo para analizar las facciones de la periodista que tenía a su lado.
Ella era bonita. Su cabello castaño lucia muy suave y brilloso ocasionando que por un instante creyese que se trataba de una peluca. Además, este combinaba perfectamente con sus pequeños ojos marrones.
–¿Cómo te llamas? –Rachel fue la primera en romper el hielo.
–Peter, Peter Ballard. –murmuró sin dirigirle la mirada.
–Peter...–Rachel susurró mientras asentía con la cabeza–Muchas gracias por lo recién.
–¿Qué? –Peter frunció el ceño.
–Sí, ya sabes...–señaló con su pulgar hacia el camino que habían recorrido–me salvaste de la multitud.
–Oh, eso. –Peter se rascó la parte trasera de su cabeza–no fue nada, solo hice lo que se me ordenó. –se encogió de hombros.
–¿Cómo se dieron cuenta de mi llegada? –Rachel cuestionó, dado que no había transcurrido mucho tiempo desde que había arribado al lugar.
–Tenemos vigilancia. –Peter señaló a una de las cámaras que se encontraba más cercana a ellos.
–¿Por todo el lugar? –preguntó anonadada al percatarse que en realidad sí estaban rodeados de cámaras.
–Sí, hay en cada rincón del laboratorio incluyendo los exteriores.
–¿En serio? ¿Inclusive en los baños? –cuestionó su rostro lleno de preocupación.
La idea de hacer sus necesidades mientras un desconocido la vigilaba, no le parecía bonita.
Peter soltó una risita al notar lo ingenua que era la periodista.
–Seguramente vamos a tener en los baños. –se rio.
–Tú dijiste que en cada rincón del lugar. –hizo énfasis en las palabras que Peter había pronunciado.
–Ajá, pero creo que es sentido común el saber que no se puede poner cámaras en los baños, dios. –bufó.
–Entonces no es cada rincón del lugar. –Rachel rodó los ojos mientras se cruzaba de brazos.
Peter se llevó una de las manos al puente de su nariz para hacer presión en este.
–¿Me recuerdas tu nombre? –solicitó sin soltar su nariz.
–Rachel. –le sonrió sin deshacer la cruzada de brazos.
–Rachel, déjame decirte que eres MUY testaruda. –resaltó la palabra muy a la vez que retiraba la mano de su rostro.
En el instante que ella escuchó el adjetivo que Peter usó para describirla, se llevó las manos a la cintura para posteriormente detener el paso.
Peter, al percatarse que la castaña había dejado de avanzar junto a él, se dio la media vuelta para encararla.
–No soy testaruda, tú eres alguien que no puede admitir que se equivocó en la selección de sus palabras. –volteó de su rostro para evitar mirarlo a los ojos.
–Testaruda e infantil, anotado. –se burló.
Rachel dejó de mirar hacia el lado opuesto para dedicarle una mirada llena de furia.
–¿Podrías dejar de decirme ese tipo de cosas?
–¿Tú podrías dejar de hacerme perder el tiempo y retomar el trayecto hacia la entrada?
Rachel rodó los ojos antes de retomar el recorrido.
–¿Cuántos años tienes para que aún sigas rodándole los ojos a las personas? ¿No te enseñaron modales?
–Me enseñaron a ser educada con quien se lo merece. –esquivó la primera pregunta.
–Con esa actitud, dudo que pases de los veinticinco ¿Qué hace una novata como tú en un trabajo como este? –abrió la puerta principal para ingresar al laboratorio.
–No lo sé, dímelo tú. Ustedes me seleccionaron. –entró detrás de él.
–Si mi jefe te escogió, entonces sí me hace sentido el porqué agarró a alguien inexperta. –sacudió la cabeza de un lado a otro.
Rachel iba a responderle al rubio, pero se limitó a guardar silencio, ya que un tercero se interpuso entre ellos.
Se trataba de una mujer quien portaba una bata blanca encima de su uniforme del mismo color. Esta llevaba su cabello rubio amarrado en una cebolla con dos mechones sobresaliendo por los lados.
–Oh, veo que ya se conocen.–sostuvo firmemente contra su pecho la tabla de madera que contenía algunos documentos.
–Brenner me pidió que la auxiliara en la entrada.
–Un placer conocerla, soy Rachel.–extendió de su mano en espera de establecer un saludo formal.
Sin embargo, su mano se quedó tendida en el aire porque no hubo respuesta proveniente de la rubia.
–Sí, ya se quien eres.–la vio con indiferencia.
Rachel no pudo dejar de preguntarse si lo grosero era parte de todo aquel que fuese rubio o todo aquel que trabajase en el laboratorio de Hawkins, en vista que hasta ese momento había tenido unos pequeños disgustos.
Tras unos segundos incómodos donde los tres se intercambiaron miradas, Rachel apartó la mano antes de bajar la mirada debido a la vergüenza que había sentido.
–Vamos Rachel.–Peter sujetó la muñeca de la castaña haciendo que esta se sobresaltase con el inesperado contacto físico.
–¿A dónde la llevas?–la rubia interpeló con un poco de exaltación.
–A recursos humanos para que le den las indicaciones de su trabajo.–se dio la media vuelta para tirar del brazo de la castaña.
Dieron unos cuantos pasos cuando la trabajadora los detuvo.
–Yo puedo llevarla.–se ofreció.
Peter volteó su cabeza para observarla sobre su hombro sin soltar el brazo de Rachel.
–¿Puedes?
–Sí.–asintió–No necesitas ir con ella.
–Dudo que seas capaz de ayudarla, ni si quiera pudiste darle un apretón de manos.–giró de su rostro para retomar el camino.
Boquiabierta era como había quedado Rachel después de las palabras de Peter, pues parecía como si este la hubiese defendido. Sin embargo, se intentó convencer que todo fue mal interpretado por ella, puesto que Peter solo seguía las órdenes de su jefe y Rachel no creía que este le hubiese solicitado defenderla de otros empleados.

ESTÁS LEYENDO
Us | Peter Ballard
FanfictionEn donde Rachel Jonson es la periodista designada para revelar los oscuros secretos del laboratorio nacional de Hawkins y, de esta manera, descubre la existencia de Peter Ballard. Iniciada el 12 de abril del 2023 Terminada el 7 de julio del 2023