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–¡Me contrataron!–Rachel se abalanzó hacia los hombros de su amado en el instante en el que cruzó el umbral de la puerta.

Tan pronto como habían llegado a la ciudad, ella había metido varias solicitudes de empleo en las compañías que habían anunciado por medio del periódico que se encontraban reclutando personal capacitado. Fue así como consiguió ser entrevistada por 'AEM' al día siguiente de haberles brindado la información perteneciente a Jones. Estos, al notar la gran habilidad que la castaña tenía con el uso de las palabras, no dudaron en darle el empleo. Además, no era una novata, pues al buscar su nombre en internet, descubrieron que tenía un buen historial como periodista. Como si eso no fuese suficiente, el hecho de haberse graduado con honores, le añadía más puntos a la situación.

–¡Te lo dije!–la estrechó entre sus brazos antes de depositar un cálido beso en su cabeza.

Duraron unos cuantos segundos en silencio disfrutando del apretujón hasta que la castaña se separó para mirarlo directamente a los ojos azules.

–Sabes, nunca había sentido la felicidad que estoy viviendo en estos momentos.–se armó de valentía para confesarle lo que había estado reflexionado en el trayecto hacia su nuevo hogar.

–¿Eso quiere decir que valió la pena?–Peter le cuestionó envolviendo sus brazos en la cintura de Rachel.

–Sí.–sonrió con una sonrisa sincera.

Cuatro días habían sido suficientes para que ambos consiguiesen una casa de renta apta para ellos. Para ser sinceros, quien se había encargado de buscar algo disponible había sido Peter, pues Rachel solo se dedicaba a seguirlo para posteriormente dar su opinión respecto a las viviendas. El lugar que habían sido selecto no era la gran cosa, pero era lo que a ambos les apetecía como pareja.

–¿Qué vas a querer comer hoy?–Peter deshizo del agarre para solo posicionar sus manos en la cintura de la persona que tenía enfrente de él.

Rachel retiró sus brazos del cuerpo del rubio para caminar por la cocina mientras fingía pensar en algo apatecible. Era evidente que estaba actuando, pues la respuesta se encontraba en la punta de su lengua.

–Dejame pensarlo.–murmuró llevándose el dedo índice a sus labios al mismo tiempo que colocaba un semblante de seriedad.

–No me vayas a salir conque...–fue interrumpido por la irritante voz de la castaña.

–¡Pizza!–se apresuró a agarrar el teléfono que colgaba de la pared para tratar de hacer la llamada.

–No, de ninguna manera.–caminó hacia ella para intentar detenerla–Si vuelvo a comer pizza estoy seguro que voy a devolver la que comimos ayer e incluso la de antier.–estiró la palma de su mano para  solicitarle que le entregase el pequeño artefacto.

–Entonces ¿por qué me pones a seleccionar el platillo si no vas a estar dispuesto a aceptar mi decisión?–hizo el dispositivo hacia atrás para que de esta manera fuese complicado retirárselo.

Peter, con su ceño fruncido, decidió utilizar su método favorito para alcanzar el equipo de telecomunicación. Con un ladeo de cabeza, el teléfono salió volando de los delgados dedos de Rachel.

–Tenía la esperanza de que fueses a cambiar de opinión, no puedo creer que no te hayas cansado de la pizza.–soltó un bufido antes de carcajearse un poco gracias al rostro confundido de Jones.

Rachel quiso protestarle que en ningún momento iba  a llegar a fastidiarse de su comida favorita, pero decidió dejar el tema por la paz para enfocarse en último que le había provocado un jadeo del asombro.

–Tu telequinesis me causa conflicto, creo que nunca voy a acostumbrarme a ella.–se frotó ambas manos en los costados de sus brazos para calmar los escalofríos que había sentido debido a la repentina acción de Peter.

La primera vez que Peter produjo una movimiento mediante el uso de su mente, fue durante su escape. En aquella ocasión, ambos caminaban por el bosque para no ser vistos por algún tercero y, desafortunadamente, la castaña no iba prestando atención en cada uno de sus pasos. Gracias al rápido gesto de Ballard, esta se mantuvo flotando en el aire mientras esperaba recibir el impacto de su cuerpo contra el suelo, en vista que su pie se había tropezado con una rama de árbol a causa de su descuidada manera de andar. Cabe destacar que, ella ya tenía conocimiento sobre los poderes de Peter, pero este nunca se los pudo demostrar por el pequeño artefacto que no solo lo rastreaba, sino que también le limitaba el uso de sus habilidades psíquicas.

–¿Te parece bien si salimos a dar una vuelta para decidir nuestra próxima comida?–Peter sugirió con el fin de que ambos tomasen una decisión juntos.

–Me parece buena idea.–salió de su trance para aceptar la propuesta.

–Iré por las llaves del auto.–le sonrió antes de marcharse en la dirección opuesta a la que se encontraban.

Rachel dio unos cuantos pasos para dirigirse hacia la sala de estar, pues creía que lo mejor era encontrarse cerca de la salida para cuando el rubio regresase con las llaves entre sus manos. La castaña estaba a punto de dejarse caer en el sofá individual cuando sus ojos fueron cautivados por unos papeles situados en la mesa que estaba frente a ella. Estiró la mano para alcanzar las hojas desconocidas con el propósito de calmar su curiosidad y, tan rápido como sus dedos tocaron el pliego, lo desdobló para leer la información que esta contenía.

"Solicitud de empleo para el departamento se policías"

Con haber leído el simple título, Rachel esbozó una sonrisa debido al orgullo que sentía hacia su amado. Esta consideraba que era muy buena opción el meterse a un trabajo como ese cuando venía de un empleo donde se vió obligado a cometer actos delictivos. Era como una manera de remediar los errores que había cometido en un pasado.

Los ojos de la castaña no tuvieron suficiente con el encabezado y, por consiguiente, siguieron bajando para continuar con su objetivo.

"Nombre del solicitante: Henry creel
Experiencia como policía: nula
Enfermedades: ninguna
Alergias: ninguna
Estado civil: soltero"

Rachel frenó la lectura cuando le cayó el veinte sobre que la información que estaba leyendo no contenía el nombre de Peter Ballard. Entonces, las pisadas de Peter se hicieron presente a unos metros de ella ocasionando que levantase la mirada para encararlo.

Peter posó la vista en las hojas que la castaña sostenía con sus manos temblorosas para después pasarla al bonito rostro que lo miraba con desconcierto.

–Peter...¿quién es Henry Creel?–indagó en un ligero susurro.

–No se suponía que debías leer eso.–Peter soltó el aire que había retenido sin darse cuenta para romper la distancia que había entre ellos.

El delgado cuerpo de Rachel parecía una especie de gelatina, pues no dejaba de temblar debido al nerviosismo que sentía en aquél momento mientras Peter caminaba alrededor de ella con una sonrisa malvada.

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Canción recomendada del día: End Of The Road de Boyz II Men

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