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–''Lamento mucho pagarles de esta manera, pero necesito abrir mis alas para volar. Tristemente, siento que en este pueblo no lograré uno de mis más grandes sueños y, por ese motivo, hoy les digo hasta pronto.''–El padre de Rachel terminó de leer el último párrafo que su dulce pequeña les había escrito como despedida.

–No lo entiendo, no me hace sentido que se haya ido sin darnos un último abrazo.–la madre rompió en llanto.

James Jones se acercó a su esposa para envolverla en un cálido abrazo otorgado en modo de consuelo. Stephanie, la madre de Rachel, se acurrucó en el pecho de su marido sin dejar de cuestionarse sobre el estado de su hija única.

No solo para la familia Jones fue de gran impacto la decisión tomada por Rachel, puesto que la noticia les había caído como bomba al medio de comunicación en el que la castaña solía trabajar. A pesar de haber presentado su renuncia mediante un escrito, Drake le otorgó sus respectivos créditos por haber desenmascarado al Laboratorio Nacional de Hawkins.

Para el pueblo, Rachel Jones era la heroína que nunca imaginaron tener, era tanta la admiración que sentían que hasta habían considerado el hecho de mandarle a hacer un monumento de agradecimiento. Por otro lado, cuando los pueblerinos empezaron a notar la ausencia de su salvadora, Drake se vio en la necesidad de lanzar un informe donde se declaró que la periodista había tomado la decisión de trasladarse de estado por el bien de su salud mental, pues lo que había vivido dentro de aquel edificio le había causado un desequilibrio emocional. Esto último fue lo que la castaña le hizo saber mediante la nota que dejó junto a su renuncia; aunque evidentemente, se trataba de una mentira elaborada para no levantar sospechas.

A pesar de que la sociedad se creyó el cuento barato que Rachel y Peter habían inventado mientras se dirigían hacia las oficinas, el rubio no logró pasar desapercibido después de todo. Días después, cuando algunos expertos analizaban los objetos del laboratorio, descubrieron la famosa fotografía en donde Brenner posaba con el que había sido su primer paciente. El científico no quiso ocultar la identidad de este, pues de cierta manera le guardaba una especie de rencor y, por lo tanto, fue así como las personas conocieron la existencia de Peter Ballard o, mejor dicho, Henry Creel.

En una de las ocasiones en las que Martin Brenner era transportado hacia la prisión donde pasaría los próximos cincuenta años de su vida, este le aseguró a la prensa que Henry Creel se había fugado con la ayuda de la reportera Rachel Jones, sin embargo, no había evidencia alguna que relacionase a ambos, pues recordemos que ninguna de sus interacciones fue grabada por petición de Henry.

El único problema que había surgido con la revelación del empleado que logró escaparse de la autoridad, era que en alguna parte del mundo se encontraba un individuo con una capacidad mental capaz de destruir al mundo entero. Desafortunadamente (para ellos) no había alguna fotografía sobre el rostro actual de aquella persona, pues todas las cintas que se tenían guardadas de las cámaras de seguridad, habían desaparecido. Era como si alguien las hubiese robado para proteger a la pareja, para que estos pudiesen vivir en otro estado sin ser reconocidos.

–Usted está entrando a Helena.–Rachel leyó el cartel verde que se encontraba a un costado de la carretera.

Peter miró de reojo a Rachel y, en el instante en el que vio como la castaña ondeaba la mano derecha en el aire, se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja en el rostro.

–¿Qué te parece? ¿te gusta?–lanzó dos de las preguntas que tanto le rondaban por la cabeza.

–Se ve pacífico para ser una ciudad.–confesó.

–Como no quiero que abandones el trabajo de tu sueños, pensé en algún lugar que contara con las suficientes oportunidades para que puedas seguir laborando como periodista.–sonrió sin despegar los ojos de la calle.

–Eso es muy considerado de tu parte.–se aproximó hacia él para depositar un beso en su mejilla derecha.

–Rachel Jones, no deberías distraer al conductor porque este puede chocar el coche que se robó.–la regañó.

Rachel se llevó ambas manos a la boca de la impresión.

–¡Me engañaste!–lo señaló con su dedo índice–dijiste que lo habías rentado.

–Bueno,  fue una pequeña mentira piadosa.–se rio levemente.

–Sabes que no me gusta hacer cosas corruptas.–se removió en el asiento para acomodarse en su lugar.

Rachel se inclinó hacia adelante para agarrar el mapa que habían colocado en el tablero del auto.

–No volverá a suceder.–le guiñó el ojo derecho– era algo necesario si queríamos salir lo más pronto posible de ahí.–se justificó.

Peter recordó como tuvo que mandar a Rachel a la tienda de servicio mientras él utilizaba sus poderes para encender el auto que había visto estacionado a la vuelta de dicho local. Sin duda alguna, quien había aparcado su vehículo en un lugar donde nadie podía echarle un ojo, era un idiota.

–Montana queda muy lejos de Indiana.–arrugó la nariz al ver el recorrido que habían hecho por días.

–Eso es bueno ¿no?-la observó por el rabillo del ojo.

–Sí, creo que sí. Es decir, cumpliremos nuestra parte del trato.–respondió mientras le daba unos dobleces al mapa para guardarlo en la mochila.

El ambiente de la ciudad se sentía acogedor gracias a todos aquellos adornos de Halloween que se encontraban en las fachadas de las casas. La festividad favorita de Rachel estaba a unos días de celebrarse, cosa que le hacía sentirse el doble de entusiasmada.

–¿Quieres que hagamos una parada para comer?–le preguntó antes de tomar una decisión por ambos, pues la opinión de ella también era importante.

Rachel no tenía demasiado apetito, pero a la vez no quería mal pasarse. Por lo tanto, decidió dejar a un lado la idea de buscar la vivienda de sus sueños para darle un poco de comida a su estomago.

–Sí.–asintió extendiendo la mano para encender la radio del automóvil.

Entonces, la canción 'I think we're alone now' de Tifanny los acompañó durante su trayecto hacia el restaurante más cercano. Aquella era la quinta ocasión en la que oían la melodía, ya que era una de las más populares en esa última semana de octubre.

And so we're (Y por eso estamos)
Running just as fast as we can (Corriendo tan rápido como podemos)
Holding on to one another's hand (Tomándonos de las manos)
Trying to get away into the night (Tratando de escapar de la noche)

A pesar de no ser la primera vez que la escuchaba, Peter no se había percatado, hasta ese momento, que la letra de la canción encajaba perfectamente con ellos. Parecía como si el destino les estuviese mandando una señal de que todo iba a salir bien.

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NOTA: En este punto de la historia, Rachel y Peter ya son pareja, pero no hubo una pedida como tal, pues son culturas diferentes. Recordemos que en USA no se acostumbra a pedir que alguien se convierta en la pareja de quien se encuentra solicitándolo.

La canción que sonaba en la radio es la que se encuentra al inicio del capítulo. Cabe destacar que, dicha canción si era popular en aquella semana de 1987.

¿Qué creen? malas noticias...el final se acerca.

Canción recomendada del día: Angel Baby de Troy Sivan

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