16

240 22 0
                                    

16

Antes de que fuese hora de irse a trabajar, Rachel estaba tomando el desayuno junto a sus padres. El aura se sentía armonioso y, para ser honestos, ella amaba cuando en las mañanas se juntaban para charlar sobre sus días.

–Cariño, ¿sucedió algo en el trabajo?–la madre de Rachel le preguntó mientras esta bebía un sorbo de su jugo de naranja.

Rachel intentó no ahogarse con el líquido que se encontraba en su garganta, pues la pregunta le había caído de imprevisto.

–¿Por qué lo dices?–Frunció el ceño al mismo tiempo que colocaba el vaso sobre la mesa.

–Se esparció el rumor de una especie de evacuación. Al parecer, unos niños que paseaban por la zona, presenciaron los hechos.–su madre le comentó sin dirigirle la mirada, pues esta se encontraba de espaldas cocinando del huevo revuelto.

Rachel no sabía si debía confesarle lo que había sucedido o si necesitaba darles una mentira piadosa en lo que todo se exponía. Para su fortuna, unos golpeteos en la puerta hicieron que se salvase de la incómoda situación. 

–Yo voy.–se puso de pie haciendo que la silla rechinara al hacerse hacia atrás para poder levantarse. 

Ella caminó hacia la puerta principal para girar de la perilla y, posteriormente, terminar encontrando a un hombre que nunca había visto en su vida. Se trataba de un señor no tan grande de edad, pero no tan joven a comparación de las personas con las cuales se había estado relacionando las últimas tres semanas. Físicamente, sus ojos eran azules, era de tez blanca y su cabello era un color oscuro, sin embargo, las canas predominaban en este.

–¿Lo puedo ayudar en algo?–Rachel trató de no sonar grosera, pero no sabía como cuestionarle sobre la razón por la que este había llamado a su puerta.

El hombre se mantuvo en silencio mientras parpadeaba un par de veces para analizar las facciones de la castaña. Este trataba de asegurarse que fuese la misma persona que debía de recibir la entrega. Por otro lado, Rachel también se dedicó a observarlo de pies a cabeza y, no solo pudo notar que su vestimenta era ligera, sino que debajo de su saco azul; colgaba de su camisa un gafete con sus datos de identificación.

En el instante en el que él se dio cuenta que los ojos de ella se habían posicionado en el gafete que había olvidado remover, decidió hablar.

–¿Rachel Jones?–entrecerró los ojos para observarla mejor.

Rachel asintió con la cabeza para afirmarle que se trataba de ella.

–¿Sam Owens?–arqueó su ceja derecha mientras sus ojos vagaban del gafete al rostro de la persona que tenía frente a ella.

–Peter me mandó para entregarte esto.–metió la mano a su bolso delantero derecho para sacar de este una cassette*.

El señor había optado por ignorar el hecho de que ella había pronunciado su nombre. Por otro lado, ella se encontraba anonadada por el simple hecho de que Peter Ballard se había hecho presente mediante un tercero. Sin dudarlo, Rachel extendió la mano para recibir la cajita entre sus manos.

–Me pidió de favor que te lo entregase, me dijo que esperaba que supieses sacarle provecho.–la miró seriamente.

Rachel sentía que la mirada del señor reflejaba algo más que seriedad, pues casi podría jurar que Sam le transmitía esperanza a través de sus ojos.

–Lo haré, gracias.–soltó un suspiró sin dejar de observar al cassette que ahora le pertenecía.

–Una cosa más, no menciones nada sobre esto, ya que trabajamos donde mismo, pero no para la misma persona.–su cuerpo se tensó debido a la rígida petición que le estaba haciendo.

–No diré nada que pueda perjudicar a Peter.–le aseguró.

Esa no fue una respuesta que a Sam le hubiese gustado recibir, sin embargo, la terminó aceptando porque eso significaba que ninguna palabra saldría de la boca de ella sobre él siendo involucrado en la situación. Además de esto, le parecía un poco sospechoso que ambos se preocupasen únicamente por el otro, como si tuviesen una comunicación más allá de la laboral. A pesar de esto, optó por dejar las cosas en paz y, posteriormente, retroceder unos pasos para dirigirse hacia la furgoneta en la que había llegado.

Rachel permaneció un par de segundos recargada en el umbral de la puerta mientras observaba como el trabajador se montaba al vehículo blanco en su intento de retirarse. A esta le causó un poco de gracia el hecho de que el señor solía mirar hacia ambos lados como si estuviese aterrorizado de algo; era como si tuviese el delirio de persecución. Finalmente, cuando las llantas rechinaron contra el pavimento, ella se dio la media vuelta para ingresar a su casa.

Una vez que cerró la puerta con el pestillo, notó la presencia de su padre quien caminaba hacia su dirección con el rostro lleno de preocupación.

–¿Quién era? tardaste mucho.–sus ojos se colocaron en el rostro de su hija para después caer en el objeto que traía en sus ligeras manos.

–Cosas del trabajo.–Rachel le sonrió a la vez que sacudió del cassette en el aire en un intento de tranquilizar a su padre.

–Bueno, regresaré a terminar mi desayuno. No te demores mucho, hoy nos vamos temprano.–la señaló en modo de advertencia mientras retrocedía sin darse la vuelta.

Rachel levantó ambos pulgares para hacerle entender que había comprendido el mensaje y, en cuanto este se desvaneció de su vista, se aproximó hacia la videocasetera que se encontraba encima de la televisión. Antes de insertar la desconocida cajita, exhaló una gran bocanada de aire mentalizándose que, probablemente, el contenido de esta podía ser algo completamente confidencial. Una vez que la cinta había sido procesada, se tardó un par de segundos para que la imagen fuese proyectada en la televisión cuadrada que se encontraba en su sala de estar. Cuando los ojos de Rachel captaron las escenas grabadas, su mandíbula cayó al piso de la impresión.

Peter Ballard le había enviado las grabaciones de las cámaras de seguridad y, en estas, se había conservado las escenas sobre el accidente que había pasado dentro del laboratorio de Hawkins. Aquél cassette era como una cereza en el pastel, puesto que le daba la oportunidad de ser reconocida como periodista y, al mismo tiempo, se haría una exploración profunda en cada rincón del laboratorio.

☽☽ ☽☽ ☽☽

*Cassette: formato de grabación de sonido y/o video de cinta magnética.

Hoy no apareció Peter u.u, pero era importante este capítulo antes de que estallase la bomba en el pueblo jeje.

NOTA: El señor que fue a entregarle el cassette a Rachel es el mismo que sale en la serie cuando mantienen en observación a Will o cuando sometieron a once en el ''proyecto nina'' para que recuperase sus poderes(es el de la foto).

Perdón si el fanfic no tiene una similitud con la serie, lo que sucede es que me había pedido algo diferente y, por ende, no seguí completamente la historia.

Canción recomendada del día: Dime ven-Motel.


Us | Peter BallardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora