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–¡Maldita sea!–Hopper azotó la puerta de la enfermería, pues en esta no se encontraba el objetivo de ambos–Hemos revisado casi todas las habitaciones de este maldito lugar.–gruñó quitándose el sombrero para acomodarse el cabello.

De pronto, antes de que la castaña pudiese murmurar algo como contestación, un estruendo hizo que ambos se sobresaltasen. El sonido había provenido del fondo de aquél pasillo detrás de las dos puertas grises que conformaban una sola. 

Hopper no esperó a que otro ruido se hiciese presente para actuar, por ende, se apresuró hacia esta dirección para lograr intervenir en lo que sea que estuviese sucediendo del otro lado.

–Creo que necesitamos una tarjeta de acceso.–Rachel mencionó en cuanto se colocaron delante de la puerta, pues a un lado venía el aparato que permitía deslizar dicho pase.

–Con quien crees que estás lidiando, niña.–Hopper le sonrió mientras sacaba de su bolsillo delantero una de las credenciales que le arrebató a uno de los doctores que había arrestado.

Rachel se movió hacia un lado sin renegar por seguir siendo denominada como niña, ya que no había tiempo para enfocarse en cosas insignificantes. Tras esto, Hopper resbaló la tarjeta por el aparato, lo cual provocó que dichas puertas se desbloqueasen. 

El primero en empujar una de las puertas fue Hopper, por lo tanto, fue la primera persona que presenció la desagradable escena. Unos cuantos segundos después, una ansiosa periodista ingresó para colocarse a su lado y, en cuanto sus ojos se posaron en los presentes, soltó un jadeo del asombro.

El científico Martin Brenner se encontraba encima de Peter Ballard con las manos colocadas en la garganta de este. Mientras esto sucedía, Hopper sacó rápidamente el arma de su cinturón para apuntar en dirección de quien trataba de realizar una asfixia.

–¡SUELTALO!–gritó–hagas lo que hagas, no tienes escapatoria.–Hopper dio unos pasos hacia adelante para aproximarse hacia estos.

A pesar de haber recibido la primera advertencia, Brenner se limitó a seguir ejerciendo presión en la garganta de Ballard.

–¡Hopper!–Rachel chilló al ver el rostro de Peter, pues este comenzaba a agarrar tonalidades no normales.

–Brenner, los cargos serán peores si lo asesinas.–volvió a tratar de convencerlo para que tomase la decisión por voluntad propia, sin embargo, no funcionó.

Ninguna de las palabras de Hopper tuvieron efecto en Martin, pues este seguía empeñado en quitarle la vida a quien lo había traicionado. Entonces, Hopper retiró el seguro del arma para posteriormente colocar el dedo sobre el gatillo.

–¡Hopper! ¡se está quedando sin aire!–Rachel lo alentó para que se interpusiera entre estos.

De esta manera, el comisario no tuvo otra opción que tomar una alternativa a su plan principal. Fue así como la bala terminó impactando en el cuerpo de Martin Brenner causando que este finalmente soltase al individuo que había mantenido debajo de él. En el hombro derecho del científico se formó una mancha roja a causa de la sangre que comenzaba a brotar debido al impacto que había recibido. 

Una vez que los pulmones de Peter Ballard volvieron a recibir oxigeno, la castaña no dudó dos veces correr en su dirección.

–¡Rachel!–Hopper la regañó por tomar decisiones sin pensar bien las consecuencias.

A pesar de ello, ninguna oración haría que Rachel se alejase de la persona que más le preocupaba en ese momento. 

–Peter...–Rachel se hincó a la altura de este.

Us | Peter BallardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora