Oliver
Tras dos semanas de puros ensayos e invirtiendo todo el tiempo que me quedaba libre en Lia. Y recalco que ha sido todo el tiempo porque parte de este he estado metido en la cocina con ella y con Eva ayudando a cocinar, solo por estar con ella. Prácticamente hemos vivido juntos porque si no dormíamos en mi casa, lo hacíamos en la suya. Por fin empieza la gira de Sukha y el primer destino es Italia.
Nos estamos yendo dos días antes del primer concierto, desde la productora nos preguntaron si nos gustaría visitar Italia antes del concierto y evidentemente dijimos que sí. Así que dos días antes del concierto estamos subiendo por primera vez a un avión. Las azafatas nos reciben con una sonrisa de oreja a oreja y nos indican hacia donde está primera clase. Sonrío cuando me devuelve el billete y compruebo si es cierto que voy a viajar en esa clase.
—Tío, viajamos en primera clase —Julen me da un golpe sobre el hombro mientras caminamos hasta nuestros asientos.
El asiento es muy amplio y eso me va perfecto para mis piernas, la verdad, siempre que viajo en clase turista las rodillas me chocan en el asiento de enfrente y voy muy incómodo. En cambio, aquí hay espacio de sobras; el asiento se puede reclinar hasta quedarte tumbado como en una cama, hay una mesita a mi izquierda justo debajo de la ventana, frente a mí una televisión, e incluso me han dado un cojín. Es un vuelo de tres horas y son demasiadas cosas, pero no voy a quejarme por ir en primera clase.
El vuelo se me pasa volando, y sinceramente, no quiero bajarme del avión, es bastante cómodo. Me ha dado tiempo para ver un par de películas en la pantalla, y mientras me quito los cascos ya tengo a Júlia, nuestra manager, al lado metiéndome prisa para bajarme. Una vez recojo mis cosas bajo del avión el último y me reúno con los demás al final de la pasarela que conecta con el aeropuerto.
—Venga chicos, en marcha, que nos están esperando para llevaros al aeropuerto, que nadie se pare por nada, ¿de acuerdo? —Pregunta Júlia.
—¿Y las maletas? —Pregunta esta vez Bruno.
—Se encargan los del aeropuerto, lo único de lo que os tenéis que preocupar es de llegar al minibús.
—Bueno... no creo que sea muy complicado, ¿no?
Júlia suelta una risa amarga.
—¿Os pensáis que cuando salgáis a la zona de llegadas no van a haber mil fans esperándoos?
—Hombre, en principio no tendría que haber nadie, ¿no?
Júlia saca su teléfono móvil de uno de los bolsillos de su americana, entra en Instagram y nos enseña las historias que Celia ha subido. Básicamente, es una imagen del logo del grupo con una cuenta atrás bajo este en la que se descuenta el tiempo que queda para el concierto y sobre el logo ha escrito: Ya estamos listos, esto empieza ya.
—¿Y qué tiene que ver eso con que haya gente fuera? —Pregunta Mar.
Júlia suelta otra risa amarga, sale de Instagram y entra en Twitter, escribe en el buscador un hashtag y el nombre del grupo. Nos muestra en la pantalla un montón de tweets, la mayoría de fans italianos, en los que hablan entre ellos y ellas e intentan descifrar que día llegaremos a Italia.
—Wow, ¿esto es real? —Pregunto.
—Sí, así que no quiero que nadie se pare a hablar con ningún fan, ya firmaréis autógrafos por la calle y os haréis fotos en los meet-and-greet, vuestra única tarea es llegar al coche, ¿entendido?
Todos asentimos y Júlia procede a caminar hacia la salida, o más que caminar, a marchar, porque madre mía, que ritmo tiene para no tener unas piernas tan largas como las mías.
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Veneno
Teen FictionLia Santos es una joven repostera que vive en un pequeño piso de la ciudad de Barcelona junto a sus amigos de toda la vida. Lia es sencilla, tranquila y altruista, la pasión por la repostería perdura en ella desde que era pequeña cuando cocinaba jun...