Lia
Hacia un par de días que Oliver se había marchado, el primer día pensé bastante en él pero no se me hizo raro el hecho de no vernos porque llevábamos meses viéndonos solo los fines de semana y ya formaba parte de rutina. Estuve trabajando, llegué a casa y vi la serie a la que Nil me había enganchado meses atrás y llevaba bastante avanzada, por la mitad de la temporada cuatro concretamente.
El segundo día en el que Oliver estuvo fuera a penas hablamos, se pasó el día ensayando por lo que apenas pudo coger el teléfono. El trabajo en la pastelería no disminuía para nada, de hecho cada vez rechazábamos más encargos por falta de tiempo y manos, y mucho más ahora que Alicia no estaba porque había tenido un accidente en el trabajo y estaba guardando reposo desde casa. Como la llamaba todos los días para contarle que tal iba todo, quería sugerirle que contratase a Eva cuando esta acabase las prácticas y cogiese a otra persona de prácticas para poder tener un poco más de personal de cara al año que viene. El problema de todo esto es que conozco a Alicia y bueno... no es que sea muy abierta a dejar que entren trabajadores nuevos a la pastelería, no confía en la gente y su respuesta es que ha vivido muchos años y ha aprendido a no fiarse de cualquiera. Al fin y al cabo, ella es la propietaria por lo que yo no puedo hacer nada al respecto. Intentaré algún día de estos intentar meterlo en alguna conversación.
Además, al día siguiente era San Valentín, lo que significaba que teníamos que pasarnos el día preparando galletas, bombones y pastelitos para el día siguiente. La cosa es que ayer apenas hablé con Oliver, tampoco podía contarme mucho porque se pasó de nuevo el día ensayando y yo preparando la pastelería, cocinando y cerrando. De hecho, ese día Eva y yo hemos comimos en el trabajo para ir lo menos apuradas posibles. Eso de llevar una fiambrera no está mal de vez en cuando, podría acostumbrarme.
Hoy he tenido que ir a la pastelería a las cinco y media de la mañana, he preparado todo el pan y Eva se ha encargado de colocarlo cuando ha llegado. También ha estado atendiendo fuera mientras preparaba las pastas del día. Ahora que no está Alicia, los dulces que se han hecho por la tarde los aprovechamos para el día siguiente, aunque no para muchos más días. Entiendo que puedan secarse si están varios días a disposición del cliente, pero hay dulces que hemos hecho a las siete de la tarde y nos los hemos tenido que llevar a casa como sobras cuando al día siguiente podrían estar buenos igual.
Cuando el turno de desayunos y almuerzos se termina paso a acabar el encargo de esta tarde, básicamente tengo que hacer una tarta de cumpleaños para un niño que la temática sea de piratas y dinosaurios. Cuando me hicieron el encargo no puse pegas, y cuando llegué a casa me desahogué con mis amigos.
—¿Qué tal te ha ido hoy? —me preguntó Aina mientras se comía una bolsa de patatas.
—Agotador, como siempre —respondí.
—¿Muchos encargos? —Mauro se asomó por la ventana de la cocina para preguntarme.
—No muchos, pero se van acumulando si cada día me encargan uno —. Y entonces fue cuando me acordé de lo que me habían encargado ese día. —Dios mío, no sabéis lo que me han encargado hoy.
—¿Un pastel? —sugirió Sarah con algo de ironía y cachondeo en su tono.
—Sí, pero no un pastel cualquiera. Sino que uno para el cumpleaños de un niño, y tiene que tener temática de piratas y dinosaurios.
—¿Las dos cosas juntas?
—Exacto.
—Puedes hacer dos pisos, el de abajo de dinosaurios y el de arriba de piratas, o al revés.
—No, no, esa ha sido mi sugerencia, pero los padres del niño me han pedido que por favor sea una mezcla, es decir que ambos pisos vayan sobre ambas temáticas.
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Veneno
Teen FictionLia Santos es una joven repostera que vive en un pequeño piso de la ciudad de Barcelona junto a sus amigos de toda la vida. Lia es sencilla, tranquila y altruista, la pasión por la repostería perdura en ella desde que era pequeña cuando cocinaba jun...