Oliver
Bajamos del escenario con toda la adrenalina que nos ha provocado la música, esa sensación de vértigo y nervios es adictiva, el misterio de no saber qué va a ocurrir o como va a ir el concierto pero confiando en tu grupo ciegamente porque todos los ensayos han estado ahí dando sus frutos.
Y parte de esa adrenalina, mí emoción se debe también a que está Lia en la zona lateral, se debe a que le he escrito una canción, se debe a que llevo tiempo componiéndola y tengo esa incertidumbre en el cuerpo de si le habrá gustado o no, y también se debe a que su voz aparece en la canción porque la grabé sin pedirle permiso.
Una vez bajamos del escenario nos quitamos todos los trastos, cables, instrumentos, in ears... Júlia nos felicita al bajar del escenario como hace siempre y el equipo se pone manos a la obra para desmontarlo todo. Busco a Lia con la mirada y la visualizo a un lado de todo el movimiento frenético que hay aquí detrás. Está sentada en una de las cajas del material, con la parte exterior de su pierna descansando sobre la caja y la otra colgando, tiene el collar que le regalé agarrado y mira hacia abajo lo que pasa es que no sé qué expresión tiene en la cara porque ella se crea su propia sombra al no mirar hacia adelante.
Mis amigos vienen a abrazarme por uno de los mejores conciertos que hemos hecho hasta la fecha y yo solo intento llegar hasta donde se encuentra mi novia. Hoy casi no he podido estar por ella entre los ensayos y la preparación del concierto. Lleva todo el día siguiéndonos a todos lados y me sabe fatal no haberle dado un mínimo de atención.
—Eh —llamo su atención acariciando la cara.
Lia levanta la mirada y tiene las mejillas húmedas.
—Ey, ¿qué pasa? —Pregunto.
—Nada —dice con la voz rota, los ojos brillantes y una pequeña sonrisa que se fuerza a hacer con tal de no preocuparme.
Ella siempre busca no preocupar a los demás a pesar de lo que siente.
—No, nada no, has llorado. Lo que no sé si es por enfado, tristeza o alegría, y me gustaría saber que le pasa a mi chica porque no soporto verla mal.
—Es una mezcla —admite.
—¿No te ha gustado la canción?
—Claro que sí Oliver, ¿cómo no va a gustarme? —En su tono hay algo de molestia y me confunde bastante porque lo que me dice es todo lo contrario.
—¿Entonces porque es una mezcla de emociones? Explícamelo por favor, porque no lo entiendo.
—Adoro la canción y que la hayáis producido pensando en mí, lo que me tiene en una sensación mala es que sale mi voz ¿me grabaste sin permiso?
Me quedo callado unos instantes.
—Sí, y lo siento si te ha molestado —me disculpo.
—Podrías haberme preguntado para usarlo, Oliver.
—¿Me hubieses dejado?
Ahora la que se queda callada es ella.
—No lo sé —admite.
—Yo te grabé solo para tener tu voz mientras estuviese fuera, es una tontería pero amo tu voz Lia, y además ya sabes que me encanta como cantas, aunque tu digas que lo haces mal. Y escuchando tu audio se me ocurrió la canción, yo no suelo componer letras, ya lo sabes, pero salió sola.
—¿Es lo que no me dejaste ver en la libreta la semana pasada en tu casa?
—Sí, estaba casi toda la letra y las pautas que quería para la producción, por eso no quería que lo vieses, tenía que ser una sorpresa.
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Veneno
Teen FictionLia Santos es una joven repostera que vive en un pequeño piso de la ciudad de Barcelona junto a sus amigos de toda la vida. Lia es sencilla, tranquila y altruista, la pasión por la repostería perdura en ella desde que era pequeña cuando cocinaba jun...