Capítulo 23

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Lia

Aún no me creo que no sea yo la que abre la pastelería después de semanas. Alicia volvió con Eva y conmigo el lunes, ya cien por cien recuperada y a pesar de ser sábado, no me creo que toda esta semana haya dormido un poco más. Sigo demasiado cansada, para una persona cómo yo, qué tiene complejo dé marmota, la falta de sueño se nota.

Lo cierto es que pensábamos que lo de Alicia había sido una caída tonta, pero después de la primera semana de reposo, le seguía doliendo y tras un par de pruebas más le dieron para unas tres o cuatro semanas de reposo por un esguince de cadera. Eso sí, apenas le dejamos hacer muchas más cosas más allá del pan y atender en el mostrador, eso de ir a servir a las mesas lo va a hacer Eva hasta que estemos seguras de que está totalmente recuperada. Cómo no, no pudo resistirse a intentar engañar a los médicos diciéndoles qué no le dolía absolutamente nada, sus muecas de dolor, por suerte, decían totalmente lo contrario.

Ayer me fui a dormir sabiendo que Oliver salía de fiesta con el resto del grupo, y no he vuelto a tener noticias de él, espero que esté bien. Me he metido en las redes sociales para ver que tal fue ayer el concierto y todos los comentarios son positivos y de fans que los adoran, también he encontrado un video muy gracioso de Julen y Bruno intentando perrear, lo ha subido la discoteca en la que estuvieron ayer y he grabado pantalla para poder meterme sobre todo con Julen cuando volvamos a vernos.

Por la mañana ha habido menos trabajo del que esperaba, hasta la segunda semana de marzo no hay ningún encargo de pasteles por lo que ahora Eva y yo solo estamos haciendo cosas para la pastelería, cuando hay más tiempo, como esta mañana, hacemos pasteles que se van al frigorífico que hay junto al mostrador y los dejamos dentro. Estos suelen ser de nata y llevan alguna decoración por encima con nata también, algún detalle en chocolate negro o incluso fruta confitada. Personalmente son pasteles que no me entusiasman, y mira que yo soy una persona que me bañaría en nata y me la comería toda, pero este tipo de pastel lleva yema tostada y no me ha gustado nunca, como los brazos de gitano, no puedo con ellos a causa de la yema tostada.

Ahora estoy en casa, he llegado media hora antes y al ser sábado están todos aquí. Me gusta cuando está el piso lleno, a veces cuando llego de trabajar y está vacío porque todos están fuera me deprimo un poco cuando entro porque sé que voy a sentirme algo sola, y recurro siempre a la que es mi serie de confianza por culpa de Nil.

En la mesa del salón está Aina haciendo algún trabajo, tiene el cabello recogido en un moño y las puntas castañas de su pelo apuntan hacia todas partes, aún no me he acostumbrado a que se haya quitado el rubio que ha llevado dé medios a puntas por años. Las gafas le caen sobre la nariz ya que está mirando a su dibujo con el ceño fruncido, y con los dientes aguanta el tapón de un punta fina negro.

—¡Hola! —Saludo —¿qué te tiene tan concentrada?

—Hola —saluda tras varios segundos de silencio a causa de su concentración —. Eh... un momento.

Aina repasa un par de líneas más y me mira con las cejas arqueadas y los ojos muy abiertos, como si intentase ver a través de mí.

—¿Puedes repetirme la pregunta por fa? No me he enterado de lo que me has dicho, lo siento —se disculpa y yo me río con suavidad.

—Te he preguntado qué es lo que te tiene tan concentrada.

—Un trabajo de la uni que tengo que entregar el lunes a primera hora.

—¿Y cómo lo llevas?

—Entre mal y fatal, tengo que dibujar la fisonomía de tres cuerpos masculinos y tres cuerpos femeninos distintos, con detalle, a blanco y negro y con sombras solo utilizando un material, el cual yo he podido escoger.

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