Lia
Nunca había pasado tanto miedo como ese mismo día cuando llego a casa de trabajar y veo las caras descompuestas de mis amigos y compañeros de piso viendo la televisión. No, no están viendo ninguna película, ni ninguna serie o video de YouTube. Llego a pensar que les ha dado por ver un documental de algo paranormal o de algún asesinato y por ello están así. Pero cuando todos me miran y sus gestos se intensifican, sé que algo va mal.
—¿Qué ocurre? —Pregunto nerviosa.
—No has mirado el móvil ¿verdad? —Me pregunta Sarah.
—No, acabo de salir de trabajar, hoy he tenido tanto trabajo con el pastel del bautizo que no he podido ni coger el móvil.
—Tira para atrás y enséñaselo —le pide a Aina.
Dejo las cosas a un lado y me quito los zapatos de malas maneras y voy corriendo hasta el sofá.
—Tía cálmate, antes de nada, si no te han llegado noticias es que está todo bien —me intenta tranquilizar Mauro.
Miro la pantalla de la televisión, son las noticias, cuando leo el titular se me cae el alma a los pies y ahogo un grito. "Brutal tiroteo en Varsovia" tengo que leerlo varias veces para intentar procesarlo, pero lo tengo complicado.
—Así es, como escuchan, esta madrugada ha habido un terrible tiroteo en Varsovia, Polonia. El incidente ha tenido lugar en uno de los túneles de las carreteras con más uso del país. La policía sigue investigando el suceso, hasta ahora han podido descubrir que uno de los tres coches participes del tiroteo ha escapado, y todavía no sabemos cuántas personas iban en ese coche. Los otros dos han permanecido en el túnel, uno con una rueda pinchada y el otro, quemado, se cree que ha podido quedar algún superviviente que también ha escapado. Por suerte, los cuerpos encontrados eran de criminales en busca y captura —explica la locutora informativa.
Tengo las mejillas llenas de lágrimas, Aina detiene las noticias y mis amigos me consuelan con achuchones. Y no me lo pienso dos veces antes de llamar a Oliver, cuando quiero darme cuenta estoy con el móvil pegado a la oreja y comunicando.
Un tono. Dos tonos. Tres tonos...
Nada.
Me pongo aún más nerviosa porque no puedo hablar con él, saber que está bien es mi prioridad en este momento y marco rápido el teléfono de todos. Julen, no lo coge, Bruno tampoco, Iris es mi última esperanza, y para mi desgracia, salta en contestador automático. Pienso en Mar, pero no tengo su número de teléfono, y he de admitir, que si hubiese podido llamarla, me conozco lo suficiente como para saber que no me habría atrevido.
Al final decido que lo mejor es llamar a Leire, seguro que sabe algo, ya sea por Oliver o por la discográfica.
—Lia, cálmate —me pide de nuevo Mauro cuando la respiración me va a mil y repiqueteo en el suelo con uno de mis pies.
—No, Mauro. No me calmo, no sé si mi novio está bien y ha habido un puto tiroteo en el país en el que está, me calmaré cuando sepa que está bien —le suelto de malas maneras.
Veo de reojo como Sarah le pone una mano en el muslo y le hace un gesto con la cabeza para que no se lo tome a mal. Estoy brutalmente aterrorizada y no soy capaz de hablarle bien a nadie en este momento.
—¿Lia? —Escucho a través del teléfono.
—¡Leire! —suelto con algo de sorpresa porque ya no tenía esperanzas en que nadie me cogiese una llamada.
—Acabo de llegar de trabajar, y he visto las noticias. ¿Sabes algo de Oliver? No me coge nadie el teléfono.
—Sí, sí, tranquila, yo también me he asustado mucho. Están todos bien, no han salido del hotel en todo el día, la discográfica no lo ha permitido. No te coge el teléfono porque está en el concierto, casi lo cancelan pero cuando han visto que era más o menos seguro llevarlos hasta el recinto no han dudado en querer dar el concierto. Se iban a Bruselas mañana por la tarde-noche, pero les han cambiado el vuelo y se van nada más se bajen del escenario. La policía no encuentra a los delincuentes y Aura Records no va a arriesgarse a que les ocurra nada.
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Veneno
Teen FictionLia Santos es una joven repostera que vive en un pequeño piso de la ciudad de Barcelona junto a sus amigos de toda la vida. Lia es sencilla, tranquila y altruista, la pasión por la repostería perdura en ella desde que era pequeña cuando cocinaba jun...