jas del terreno; se auxilian de las inundaciones o el fuego, según las circunstancias. Lo hacen de tal manera, que el adversario no sabe cómo prepararse. Efectúan una embes- tida con la rapidez de un relámpago surgido del noveno cielo." 8. Pronosticar un triunfo que cualquier advenedizo
pueda anticipar, no es el colmo de la habilidad. Li Ch'ang aseguró: "...Cuando Han Hsin aplastó al go- bierno de Chao, salió del Desfiladero del Pozo antes que des- ayunara. Comentó: 'Vamos a derrotar al ejército de Chao y después desayunaremos. Los generales, desalentados, si- mularon estar de acuerdo. Han Hsin colocó a sus tropas en linea de ataque de espaldas al río. Los soldados de Chao, que observaban este desplazamiento por encima de sus pa- rapetos, se burlaron ruidosamente de él con esta frase: ¡El general Han es incapaz de dirigir un ejército!' Han Hsin arrasó entonces a las tropas de Chao y, después de haber desayunado, mandó degollar a Ch'eng An."
"He aquí un ejemplo de lo que no pueden alcanzar to-
dos los mortales."
9. Salir victorioso en un enfrentamiento y ser procla- mado "experto" por todos, no es el colmo de la destreza, porque para levantar la pelusa de otoño no se requiere mu- cha fortaleza; diferenciar el sol de la luna no es una prueba de clarividencia; escuchar el retumbar del trueno no es evi- dencia de que se posee un oído fino.
Chang Yu: "Por 'pelusa de otoño' Sun Tzu entiende la pelusa del conejo, que, al llegar el otoño, se transforma en extremadamente ligera." 10. En la Antigüedad, los expertos en el arte de la gue-
mra sólo vencian a un adversario fácil de someter. 11. Por esta razón, los triunfos logrados por un maestro en el arte castrense no le proporcionaban el prestigio de ser inteligente, ni el mérito de ser valeroso.
Tu Mu: "La mayoría no alcanza a comprender el triunfo que se logra antes de que se haya concretado la situación. Su artifice no obtiene prestigio por su habilidad. Antes que su espada se tiña de sangre, la nación enemiga se ha rendido."