Un Cielo Azul. Capítulo 9

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Capítulo 9

Nuevos Horizontes.

*

—Ummm... Están buenísimos estos sandwiches. Ole por los del catering del evento —elogia los bocadillos Raoul.

—¿Verdad que sí? Creo que los prepararon en el hotel. Yo de vez en cuando me favorezco de eso. Tengo un amigo en la cocina que-

—¿Qué tipo de amigo? —pregunta Raoul haciendo la broma de que está celoso. O no.

—¿Del tipo que son... Amigos?

—Dijiste que no tenías amigos.

—Bueno... Un conocido. Es una forma de hablar.

—¿Otro cubano?

—Pues fíjate que este es un escocés pelirrojo. Se parece a Ed Sheeran, pero con 60 años —Raoul no entiende por qué aquella descripción le causa alivio—. Me ayuda a pronunciar mejor en inglés. Es de las pocas personas que voy a extrañar si me tengo que ir de allí.

—Bueno, con la pronunciación en inglés, te puedo ayudar. Se me da bien.

—Sí, supongo que sí —Agoney se queda unos instantes inmerso en sus pensamientos. Sabe que algo pasa con el tema de Inglaterra y Raoul. Antes de irse, a su viaje urgente, le había dicho que a su regreso le explicaría y aún no lo ha hecho. Pero Agoney, no quiere preguntar. No está seguro de querer saber.

—O te puedo conseguir un asesor. No creo que te haga mucha falta, lo que te he oído ha estado bastante bien. Tal vez algunas palabras, nada grave... Ya veremos eso más adelante. Ahora quiero ver lo de los nuevos coros y armonías que le agregaste a Quizás y luego, lo que tengas de Cachito.

—Vale. Ponte los cascos cuando termines de comer. Ya lo tengo todo preparado.

Están sentados en el sofá de la habitación de música de Agoney, ambos recién duchados, envueltos en sendas toallas como si fuera lo más natural, como si se conocieran de toda la vida. Se les hace fácil. Y joder, acaban de tener dos súper orgasmos juntos.

Agoney pone la música y Raoul no puede cerrar la boca de la satisfacción. Le gustan los cambios que ha hecho Agoney en la canción. De vez en cuando canta o aprisiona los audífonos contra sus oídos para no perder ningún detalle de lo que está pasando detrás de la voz de Agoney que no es más que el propio Agoney haciendo florituras, voces y coros. Le gusta mucho. Cuando termina el último acorde de Quizás, aplaude fuerte con una gran sonrisa, mirando al cantante y este le sonríe también.

—¿Eso quiere decir que te gustó?

—Eso quiere decir que además de cantar como los ángeles, sabes mucho de producción. A esta canción yo no le cambiaría nada, absolutamente nada.

—¿Me lo dices en serio o porque quieres follarme? —Le dice en un susurro acercando su cara a la del rubio con esa mirada sensual y una risita pícara que le hace tragar en seco.

—Te lo digo con toda honestidad, Agoney. Pero, con esa misma honestidad, te digo que también te voy a follar, porque conmigo también es todo o nada y no me ando con sutilezas —Le toma de la barbilla y le planta un corto beso pero sin nada de delicadeza, es brusco, es posesivo e intenso.

—No puedo esperar que lo hagas, lobito cachondo y feroz —Le dice al mismo tiempo que se sube a horcajadas sobre su regazo luego de que con un movimiento coordinado abre la toalla de Raoul y la suya a la vez.

🔥🔥🔥

Raoul lo recibe, lo abraza por la cintura y automáticamente sus bocas se buscan y son besos toscos llenos de un deseo y unas ganas retrasadas. Agoney ha empezado movimientos circulares sobre la polla de Raoul que al igual que la de él, ya está como el palo mayor del Titanic, en sus buenos tiempos. Se tocan por todas partes, se estrujan la piel, muerden, chupan, lamen, no importa dónde, se quieren comer mutuamente. Están poseídos por la lujuria y un irracional deseo carnal.

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