Un Cielo Azul. Capítulo 8

139 15 119
                                    

Capítulo 8

Entre el amor y el placer...

*

N/A:- Hola, es para advertirles que estoy señalando con 🔥🔥🔥 una escena de sexo por si alguien es sensible a esto. Al terminar habrá esta señal 🙈🙉🙊Gracias.

*

La recuperación anímica de Robert ha sido tan notable respecto a cómo llegó a la sala de Emergencias de aquel hospital privado, como diferentes son la noche y el día. Los médicos y sus padres están optimistas y a ninguno les pasa por alto que esto es debido principalmente a la presencia de Raoul, quien no se ha movido de su lado en ningún momento. Sin embargo, su doctor ha ordenado algunos exámenes extras.

Los Robertson están consternados y confundidos por la lucha que enfrentan entre su moralidad arcaica de creencias retrógradas y la notoria felicidad de su único hijo. Sienten que todo su mundo y planes a futuro de perpetuar su buen nombre, continuar la herencia y el patrimonio familiar e incremento de la descendencia con los nietos que esperaban tener de su propia estirpe, se han venido abajo de un soplo con el cambio de los acontecimientos y la noticia de la homosexualidad de Robert. Pero la vida de su hijo está primero para ellos.

La primera noche que Raoul pasó en la habitación del hospital junto a Robert, estuvo sentado a su lado, sujetando su mano, literalmente en un duermevela por estar pendiente de cada movimiento, cada respiración alterada debido a las pesadillas y quejidos de dolor de aquel chico que parecía la sombra del que él había conocido.

Robert, se había estado quejando de dolores en las articulaciones y por supuesto en las heridas autoinfligidas en sus muñecas. Siempre había sido un joven muy dinámico y deportista. Hasta practicaba Tae kwon Do con Raoul. Esta disciplina era de esas pocas actividades que hacían juntos al aire libre sin sentirse culpables o avergonzados y donde podían tener cierto contacto físico sin preocuparse de quien pudiera verlos. Al principio, esa complicidad a escondidas, también fue algo que le divertía a Raoul, el riesgo de lo prohibido o el morbo de ser descubiertos.

Fue en una de esas primeras prácticas que al quedar solos en los baños del Gym y debido a un arranque de valentía del inglés, que se desnudara insinuante frente a él, que se dejaron llevar por el deseo que les consumía cada vez que estaban cerca el uno del otro, ya sea en la oficina o en alguna otra parte debido al trabajo y follaron por primera vez, en una de las duchas, que en aquel gimnasio caro, eran unos cubículos cerrados con total privacidad. Después de esa vez, lo repetían cada vez que les era posible y no había nadie alrededor, hasta que surgió el cariño y todo aquel morbo dio paso a una relación de amor estable y bonita, aunque oculta y prohibida, que por un tiempo funcionó para los dos, pero que Raoul sabía que no iba a funcionar para él a largo plazo.

Con el pasar de los meses, el amor apasionado se fue transformando en otra cosa, aunque se mantenía latente en el fondo y prácticamente vivían juntos, ya que Robert pasaba mucho tiempo en el piso de Raoul. Pero, para él, toda esta situación complicada le pasó factura a ese sentimiento oprimido. Fue mermando sin remedio toda aquella magia inicial debido a las prohibiciones que no dejaban al amor florecer. Raoul sentía que sus sentimientos por Robert habían mutado a una especie de cariño filial. Casi lo veía como a un hermano mayor o un primo cercano con quien compartía sus secretos. Por momentos se sentía deshonesto consigo mismo y le costaba cada vez más demostrar deseo carnal y atracción por su novio. Y por eso decidió que era tiempo de alejarse antes de que ambos se hicieran daño, o que llegaran a repudiarse, después de haberse querido tanto. Estar con Robert se le había hecho costumbre y eso también había matado al amor.

Pero ahí estaban los dos, aparentemente, con todos los problemas resueltos. Todos, menos uno: El amor. Raoul, ya no sentía amor por Robert. O sí. Raoul quería a Robert, pero ya no lo amaba. Lo quería de muchas maneras, pero este no era un amor de piel, de deseo. No existía aquella atracción física de antaño. Y esto era muy triste, porque sabía cuánto Robert lo amaba a él y ahora ya tenían toda la libertad para quererse a la luz del día y delante de todos. O eso creía Robert. Raoul no estaba tan seguro. Pero... ¿Cómo sustentar una relación amorosa sin el ingrediente fundamental? Al parecer, la libertad había llegado tarde.

UN CIELO AZULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora