Seis años después
Bianca
Tenemos que ser Tomás y yo, yo y Tomás. Nada se debe interponer en nuestro camino hacia la felicidad y el amor eternos.
No puedo permitirme cagarla esta vez.
Lo miro, ahí acostado, tomando el sol del mediodía, y me imagino que me sonríe y me da alientos. Quiere que lo arrope y le dé de comer, que le haga mimitos en la panza, y quisiera, de no ser porque estoy con cuerdas invisibles atándome a esta silla, frente a la computadora, esperando a otra entrevista de mierda. Te quiero, Tomi. Te quiero, e imagino que me decís "yo también, mamá".
Ansío que vivas muchos, muchísimos años, y tengo que comprarte mucha comida para eso. No puedo hacerlo si no tengo trabajo, y también sé que no tenés más ganas de bancarte a Apolonia. Mirá que la amo a Apolonia, eh, pero ustedes son diferentes a los humanos. Ustedes los gatos se pelean a cada minuto y se dan con todo. Ni yo ni María Julia podemos más con ustedes, son infumables.
Te amo con el alma, mi Tomi, gordo fofo. Nos vamos a conseguir un nuevo hogar.
Me voy a fumar trabajar para una empresa repleta de garcas por mantener tu pelaje negro sedoso y limpio.
Igual, algo me dice que no tengo chances para una de las mayores empresas de turismo de Latinoamérica, y la mejor del país. Aunque el puesto sea el de una simple asistente administrativa en el sector de Legales, me hicieron sortear una cantidad de pruebas (a mi parecer, innecesarias) y todo porque tienen el ego tan alto que necesitan comprobar que mi inglés es avanzado, con un listening, speaking y un reading comprehension de treinta minutos cada uno. Ya tuve, además, una entrevista individual con una reclutadora bastante puntillosa que me hizo preguntas en ambos idiomas, y posterior a esa una entrevista grupal con otros cinco chicos y chicas ansiosos y rompepelotas que siempre querían hablar por encima de mí.
Por suerte, me estudié sus logros de pe a pa: sé aproximadamente cuántos empleados tiene, cuántos premios ha ganado desde su nacimiento en los noventa y a qué se dedican específicamente (sacando el hecho de que deben lavar cantidades de guita y que explotan a sus empleados). Eso me sacó ventaja por sobre los demás: eso y que al parecer soy excelente resolviendo conflictos y trabajando bajo presión.
Debo sonar lo más interesada posible, sonreír con frialdad y mentir acerca de lo que este puesto le va a traer a mi vida: que siempre soñé con ser la secretaria de un viejo canoso, que me encanta preparar cafés para veinte corporativos hablando de gráficos proyectados en una pared, etcétera, etcétera.
Nunca tuve un trabajo así, nunca había aspirado a algo tan grande. ¿Se imaginan a Bianca, vacacionando en los hoteles de Renato Costamagna, con todo pago, all inclusive?
Entre tanto maquinar e imaginarme escenarios estúpidos, no me percato que son las doce y media. Respirando profundo y a pesar de los latidos persistentes de mi corazón consternado por la ansiedad, abro mi mail, entro al que me mandó la reclutadora por esta nueva reunión y, cinco minutos antes de la hora pautada, ingreso al link para la videoconferencia y espero a que me dejen ingresar a la sala virtual. Mientras tanto, me acomodo el cuello de la camisa y me toco los bordes de los labios, por si tengo brillo desparramado por el bozo.
La mujer del equipo es súper puntual. Debe tener unos cuarenta años, y tiene todo el aspecto de tenerlos, con sus enormes anteojos cuadrados y sus rulos con algunas canas visibles. Me recibe con una sonrisa condescendiente que le es bien devuelta.
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Verte a través del cristal [COMPLETA]
RomancePara Bianca, las cosas han ido de mal en peor desde esa horrible noche con su ex pareja años atrás. No ha sabido recomponer su vida, aunque cada vez se siente más cerca de lograr perdonarse a sí misma. Si tan sólo pudiera volver a confiar, quizás n...