Bianca
Cuando tomo alcohol, puedo lograr cosas mágicas.
No sé cómo hice para ablandar al serio de Bautista.
Me gané su confianza con poca charla, y no tuve que rogarle para que aceptara mi idea precipitada. No había pensado lo del feedback hasta que unas compañeras me contaron que lo hacían con sus respectivos abogados. En realidad, es una política obligatoria de la empresa, que tal vez mi jefe pasó de largo, porque hace muy poquito tiempo que está como líder del sector.
Él es todo un misterio. Su caso es todo un misterio. Cuanto más rápido lo descifre, voy a poder trabajar mejor.
Voy a poder ser mejor para mamá. Voy a ser mejor para todos.
Voy a ser mejor para mí misma.
Trato de mejorar mi vida. Trato de tapar todos los huecos vacíos y de que todo esté en orden; y lo hago por mi cuenta, sin contarle a nadie de mis pesadillas, de que todavía sueño que siento los mismos dolores.
Que llamo a mi mamá en mis pesadillas.
Que él está encima de mí en mis pesadillas.
Me compenetro con Bauti por el hecho de que ambos sufrimos más de lo que deberíamos, y ninguno de los dos expresa que tiene el alma rota. Lo que sea que padezca, lo está matando por dentro. Puede que sea por su pasado, como es mi caso, por su presente, o incluso por el miedo al porvenir. Me aferro a que podría comprenderme más que nadie.
Creo que caí en el lugar correcto, con la persona correcta. No me había percatado de eso hasta hoy.
Hago acto de presencia bien puntual en la oficina, unos minutos antes de las nueve. Me imagino que este día va a ser igual que todos los demás, que la rutina va a mantenerse impoluta hasta las seis de la tarde.
Como todas las mañanas, tengo que ir al escritorio de mi mini-jefe y dejarle las notitas que sean necesarias para que se acuerde de lo más primordial del día. Si no está todavía, le tengo que prender la compu y dejarle todo ordenado. No lo veo sentado, así que supongo que no llegó aún.
Sin embargo, cuando entro, escucho unos sollozos graves al fondo de la sala.
―¿Bauti?
Nada que ver con lo que anduve sospechando: pudo haber sido la televisión que estaba encendida, o una radio, u otra persona, mas me encuentro a mi jefe sentado con las rodillas pegadas a la frente y los brazos alrededor de las piernas. Aparentemente, está llorando a escondidas.
Sin duda, un momento bizarro que no esperaba encontrar ni en esta ni en ninguna empresa de renombre, porque algo me dice que este pobre chico está saturado de trabajo y teniendo un ataque de pánico.
―¡Bauti! ―Dejo de lado mis suposiciones para tratar de salvar el día. Qué hija de puta sería si no ayudara a un hombre que está pasando por lo que yo pasé incontables veces―. ¿Estás bien? ¿Qué pasó?
No puede permitirse mostrarse frágil ante su empleada, por lo cual, de un sacudón, se queda sentado mirando alrededor como si nada hubiera pasado.
―Bianca, perdón. No tenías que verme así. ―Se seca rápidamente las lágrimas de las mejillas. Admito que hasta con la cara inflamada y los ojos vidriosos se ve estupendamente lindo.
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Verte a través del cristal [COMPLETA]
RomancePara Bianca, las cosas han ido de mal en peor desde esa horrible noche con su ex pareja años atrás. No ha sabido recomponer su vida, aunque cada vez se siente más cerca de lograr perdonarse a sí misma. Si tan sólo pudiera volver a confiar, quizás n...