Bautista
Un mes después, vuelvo a visitar la casa chorizo donde vivía Bianca en su infancia. Nuevamente, me toca esperar a que abra la puerta.
Va a ser tarea complicada sacarme de la cabeza ese vestido lila. Cómo contornea su cuerpo, cómo le resalta las curvas de su cadera, de sus pechos y de su cola, es una vista más que privilegiada.
Agradezco ser el acompañante de tan preciosa dama de honor.
―Estás...
―Cuidado con lo que vas a decir. Mirá que ahora sale mi vieja. –Después de dedicarme un guiño juguetón, me da un beso en el cachete―. Vos tampoco estás nada mal.
Discretamente, me pellizca el culo. Pego un salto.
Nos quedamos esperando frente al coche a que la mamá de Bianca se digne a salir. Aparece y los nervios se acrecientan todavía más. Es una señora petisa, con un hermoso pelo trenzado, piel color caramelo como sus hijas, y los mismos ojos que enamoran a cualquier persona a su paso.
―Señora Zaid, es un gusto.
Me dedica una sonrisa gigante, y me agacho para dejar que me dé un beso en el cachete. También me regala un abrazo.
―Qué gusto conocerte, Bautista. Llamame Lina.
Lina. Hermoso nombre, ¡y qué original!
―¿Cómo sabías el apellido de mi mamá? –susurra Bianca en mi oído, mientras le abro la puerta del coche.
―Sigo guardando tu currículum, Bianca Samanta Romano Zaid.
Me pega en el codo.
―¡Tíralo!
―Nunca. Es un lindo recuerdo de cuando te conocí.
El viaje fue tranquilo. La ceremonia, también. Fue impactante acompañar a una chica a la boda de un familiar, es algo que no había hecho antes. Todo el acto me la pasé mirándola a ella, emocionándome por nosotros y por lo que estamos construyendo poco a poco, más que por las novias. Ofició de testigo, al igual que una amiga de Cayetana. María Julia está divina con su traje blanco; ambas están muy hermosas y radiantes.
La fiesta es en un salón de eventos enorme, que no tarda en colmarse de gente al poco tiempo. Vasos van, vasos vienen. Por suerte hay comida piola y no boludeces que me van a dejar muerto de hambre. Cuando voy a la barra a servirnos a mí y a Bianca otra copa de vino, me encuentro con Lina y su vestido con volados violeta. Fue propuesta de la feliz pareja que todas las mujeres se vistan usando una reducida gama de colores. Nosotros teníamos pocas opciones para corbatas y sacos también.
―¿Cómo están las cosas allá en la empresa?
Debe saberlo todo, y no sólo por prender la televisión. Lo que pasó me pone en una situación particular. Me siento responsable de que Bianca casi haya perdido la vida en ese atentado, y no le debo agradar mucho por eso.
―Bien, estuvimos sin laburar un tiempo, después volvimos pero con home office. En cualquier momento todo va a volver a la normalidad ―respondo, tímido.
―Andá con cuidado vos, nene. Sos muy joven. Los grandes los usan a ustedes, pobrecitos. Cuidate mucho.
Trago saliva. Si la hija es así, la madre es igual, ambas dos con el poder de la intuición.
―Cuidá a mi hija, Bauti.
―Sí, señora. Por supuesto.
―¿Vos la querés?
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Verte a través del cristal [COMPLETA]
RomancePara Bianca, las cosas han ido de mal en peor desde esa horrible noche con su ex pareja años atrás. No ha sabido recomponer su vida, aunque cada vez se siente más cerca de lograr perdonarse a sí misma. Si tan sólo pudiera volver a confiar, quizás n...