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Bianca


―¿Qué piensan de Bauti? ¿Les parece lindo?

Las chicas se ríen enloquecidas. Cuando toman un sorbo de sus birras, yo también lo hago. No me imaginaba haciéndole esa pregunta indecente a mis compañeras, pero heme aquí.

Agos es la primera en dar su opinión:

―O sea, es rebueno, pero no sé, no es mi tipo...

―¿No te gusta? –Lucila, otra compañera, le grita en el oído.

La música está sonando tan fuerte en el bar que es casi imposible escucharnos entre nosotras.

―No soy muy fan de las narices grandes.

―¡Pero ya sabés lo que dicen de los narigones!

Cuando empiezan a gritarse boludeces de minas calentonas, me excuso para ir al baño.

Hay algo de lo que estoy muy segura, y es que a mí me gusta mucho Bauti, aunque sé que es una idiotez enorme. Últimamente me estoy sintiendo muy atraída a su cuerpo tan delgado y regio. Cuando su mirada algo achinada se fija en mis labios, mis piernas tiemblan, no importa si es en una videollamada o en persona. Además, el hecho de que me hubiera besado la mano el otro día confirma que también tiene sentimientos por mí.

No es sólo su cara, sus manos largas y sus hombros anchos: lo que más adoro de él es su personalidad. Es diferente a otros hombres que endurecen su corazón y boludean todo el tiempo. Él es tan maduro y honesto como nadie que hubiera conocido. Es bondadoso, es bueno escuchando...

Es todo lo que estoy necesitando en este momento, aunque no lo buscaba.

Logramos conformar un gran equipo los dos. Nos hacemos compañía en los peores momentos, y es ahí donde sacamos lo mejor del otro. La mayoría de la gente no se soporta cuando está enojada o con mala onda: nosotros comunicamos nuestras emociones. Si hay momentos en donde entendemos que el otro necesita estar solo, lo respetamos, porque esa también una forma de apoyo mutuo. Creo que él está logrando organizarse con el trabajo y yo estoy cada día más cómoda agendándole las tareas.

Sin embargo, pienso usar estas ganas que le tengo para trabajar mejor todavía con él. Me pregunto qué será de mí cuando este sentimiento se intensifique, con lo enamoradiza que soy, y me termine yendo al carajo. No puedo perder el control de la situación: si me dejo llevar, lo pierdo todo. Estaría permitiendo que otra persona entre a mi vida para lastimarme, porque la gente es mala por naturaleza. La gente es egoísta, y puede utilizarte para sus propios fines.

Podemos joder, podernos coquetear, pero no puedo dejarlo poseer ni una sola parte de mi cuerpo.

Ya van dos meses que estoy en Costamagna. Por esa misma razón me estoy amigando con las chicas. Ellas me confirmaron que él no tiene novia. No se lo vio con una desde hace muchísimo tiempo, algunas creen que nunca tuvo; por eso, suponen que podría ser gay. No me preocupa eso para nada.

Cuando salgo de hacer pis, me encuentro a Agos pintándose frente al espejo. Se hizo un rodete bien tirante, llevándose hasta el último mechón de pelo rubio lacio adentro de la colita. Su piel bronceada está repleta de brillitos.

―¿Qué onda que preguntaste lo de Bauti? ¿A vos te gusta?

Me da para que me pinte un labial color bermellón, fuerte, hermoso. Es de esos labiales que no se corren y duran veinticuatro horas. Lo pruebo en mis labios y se siente como terciopelo suave.

Verte a través del cristal [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora