Capítulo 12: Honestidad

386 29 82
                                    


En frente de Alexis y Rosemary estaba una encapuchada Ciel junto a su mejor amiga la hermana Esmeralda.

-Buenos días Alexis, hola Rosemary.

El sol ya había salido, la neblina del amanecer se había despejado, aunque aún se podía sentir algo frío pero los rayos del sol reconfortan el ambiente.

-Ciel... ¿Qué haces aquí?

-Vine a hablar contigo.

-No tenemos nada qu-

La bruja Rosemary se había puesto frente al héroe.

-Ciel, buenos días ¿cómo supiste que Alexis estaba aquí?

-Rosemary, hola, fue una suposición.

- ¿Suposición?

-... Beatriz me dijo que le habías ayudado a Alexis así que supuse que el estaría aquí.

La bruja veía con mirada de sospecha a la santa frente a ella.

-Ya veo, está bien ¿solo vienes a hablar? No a iniciar una pelea que destruya el bosque como lo hizo tu "amante" ¿verdad?

Al escuchar esas palabras de Rosemary el ojo izquierdo de Ciel tuvo un pequeño tic nervioso.

- ¿Oye que crees que estás diciéndole a santa Ciel?

La hermana Esmeralda se había puesto en frente de su amiga.

-Oh disculpa, no te había notado Esmeralda.

-No podría decir lo mismo, bruja Rose.

- ¿Defendiendo a la adultera de tu amiga?

- ¡Cuida lo que dices Rose! puede que hayas pertenecido al equipo que derrotó al Rey Demonio, pero te sigues refiriendo a santa Ciel así que guardadle más respeto.

- ¿En serio? ¿Y quién me va a obligar? ¿Tu? Me han dicho que las monjas viven en conventos encerradas del mundo exterior, me imagino que las mañas de su santidad son comunes en las chicas de su religión.

-Como te atreves... no quiero escuchar esas palabras de una bruja promiscua como tú, que devora a hombres y mujeres por igual.

-Oye, oye, no me comparen con ustedes, yo lo hago sin esconderme y sobre todo... no me meto en relaciones serias que no puedo mantener.

-Tu...

La bruja y la religiosa estaba elevando la tensión en el ambiente, parecía que estaba a punto de iniciar una pelea.

- ¡Detente Esmeralda!

- ¡Cálmate Rosemary!

Las chicas se detuvieron al momento en que sus amigos les nombraron.

-Muchas gracias por preocuparte por mi Esme pero este es un asunto de pareja, por favor déjame manejarlo.

La santa mantenía un rostro sereno que hacía tomarla en serio dijera lo que dijera.

-Ciel... sí, discúlpame, me deje llevar.

-Gracias Rose, pero puedo cuidarme solo, yo me encargo de esto.

- ¿Estás seguro Alexis?

-Si.

El héroe daba una sonrisa falsa que se notaba a kilómetros.

Un mundo carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora