Capítulo 30: El invierno de Fragia

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Prepárense mijos porque este capítulo es el más largo que he escrito.

El invierno en el reino de Fragia llegó al mismo tiempo que hubo el cambio de año, la nieve caía por todo el reino, quizás no fuera uno tan extremo como en Indomitia pero aun así se tenía que ir con mucho cuidado en los viajes entre condados.

En la capital del reino de Fragia las casas tenían sus chimeneas encendidas, la gente vestía muy abrigada, la nieve cubría las calles y los guardias tenían en sus puestos hogueras para darles calor. El castillo real solía contratar a leñadores a través de intermediarios quienes se encargaban de transportar la leña hasta su destino, los sirvientes de bajo rango eran quienes llevaban la madera a las torres que estaban cerca de la residencia real para facilitar su acceso.

- ¡Rápido, rápido! ¿qué están esperando? nos hemos atrasado de forma terrible, no quiero excusas, todo el castillo debió estar listo hace días para el invierno - La ama de llaves Felicia supervisaba todos los preparativos, las criadas, sirvientes y demás personal del castillo trabajaban a toda prisa, el invierno llegó más rápido de lo esperado.

Las tareas para prepararse para el invierno eran muy pesadas y más para uno real, aislar las puertas y ventanas, encender la calefacción en todas las habitaciones de uso regular, colocar alfombras, preparar cortinas extras para las ventanas y sabanas para las camas.

- Por la diosa ¿Dónde está Matilda? no la he visto mucho últimamente, puede que ella haya sido la ama de llaves cuando dirigía la mansión del héroe Alexis, pero ahora ella está bajo mi tutela- La ama de llaves se la veía muy estresada.

- "¿Matilda no está todo el tiempo con la princesa Beatriz?"  "La otra noche una de las chicas mencionó que escucho gemidos del cuarto de la princesa" "¿Crees que la princesa tenga algo con ella?" - Varios murmullos se escucharon entre las criadas.

- ¡Ya cállense y sigan trabajando! - La ama de llaves no era ajena a esos rumores que circulaban últimamente pero no quería profundizar en el tema ya que no quería meterse en problemas con la familia real.

En las afueras del castillo estaba el jardín real, la nieve cubría los arbustos y las ramas de los árboles mostraban que sus hijas cayeron hace tiempo, en un rincón oculto estaban dos chicas haciendo cosas que no querían que nadie viera.

- Ah... princesa, siga así, por favor del más fuerte - El rostro de Matilda estaba muy sonrojado.

- Casi llego, estoy a punto - Beatriz estaba sudando pese al frio del invierno.

- ¡Siga así, Si! - Matilda exclamaba con gran frenesí.

La criada Matilda estaba suspendida en el aire con agua rodeando sus hombros sosteniéndola con firmeza mientras en el piso se encontraba la princesa Beatriz con sus brazos alzando su estoque y la piedra mágica azul brillando, tras unos segundos la princesa bajo los brazos y la criada bajó al piso delicadamente.

- Bien hecho princesa Beatriz, esta dominando muy bien la magia de agarre hidro - La criada limpiaba la mejilla de su ama con un pañuelo.

- Gracias Matilda por enseñarme a utilizar la magia de agua - Beatriz se sentó en una banca de piedra el cual estaba a un lado de una fogata encendida sobre un plato de metal elevado con palos de madera.

- No tiene de que agradecerme, haré todo lo que usted me pida, arreglar su cama, peinarla, darle de comer, hacerle el amor o enseñarle a utilizar la magia que sé - Matilda le sonreía a su ama quien también estaba de mejor humor que días anteriores gracias a los avances que hacía con su nueva magia elemental - Pero princesa debo decirle que hay rumores... sobre nosotras en boca de algunas criadas.

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