Capítulo 11: Reflexiones

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Han pasado 2 días desde el incidente en la mansión del héroe Alexis, el joven se había refugiado en casa de su amiga la bruja Rosemary en un bosque cercano a las montañas al norte del reino de Fragia.

Era una mañana fría llena de neblina, hasta que saliera el sol pasarían unas horas por lo que Alexis decidió aprovechar para despejar su mente cortando algunas leñas con un hacha.

En la mente del héroe solo estaba la imagen de sus esposas Ciel y Beatriz, el cómo las había descubierto en su amor prohibido, el cómo el intentó hablar con la princesa, pero está lo había drogado, el combate que tuvo con ella, el ser testigo del despertar de su tercera magia elemental y finalmente la herida que le había infringido.

- ¡Aahh!

El héroe cortaba más y más leña en lo que su mente se hundía más en esos dolorosos recuerdos, pero en lo que había calado más fuerte en su mente fue la imagen de Ciel totalmente enojada con un poder tan grande que le daba escalofríos.

Cuando el héroe trataba de recoger otro trozo de madera para partirla se dio cuenta que ya no había más.

- ¡Demonios!

-... ¿Qué más puedo hacer?

Su mente trataba de buscar alguna otra tarea para mantenerse ocupado, vio al lado de la casa un huerto con varios vegetales y junto a este había otro, pero sin vegetales, pero lleno de maleza y piedras.

- ¡Oh!

El héroe se dispuso a arrancar la mala hierba con sus propias manos, tirar las rocas a otro lado y arar la tierra, algo cotidiano que él sabía hacer debido a que creció en un pueblo agrícola antes de que estallara la gran guerra demoniaca.

- ¿Qué haces tan temprano despierto Alexis?

-Oh disculpa no quería levantarte, solo pensaba que podría hacer para ayudaaa...

- ¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Viste un fantasma?

-Rosemary... ¿Qué demonios andas vistiendo?

- ¿Que? Oh... ¿Esto? ¿Acaso no te gusta? Que cruel.

-N-no es que este feo, pero por la diosa cúbrete más

- ¿Que me cubra más? Está es mi ropa de dormir.

La bruja Rosemary tenía unas prendas oscuras semi transparente que dejaba muy poco a la imaginación, sus esbeltas piernas, su vientre que se podía ver a través de su ropa, las partes más sensibles de su cuerpo apenas estaban cubiertas por una capa de tela algo más oscura, sin lugar a dudas una ropa demasiado erótica.

- ¿Acaso no te gusta? Muchas chicas y chicos me han alabado por mis excelentes gustos de la moda.

-Si, lo sé, pero no vestías eso cuando estábamos en la guerra.

-Bueno es que una cosa es el trabajo y otra mi vida privada.

- ¿Privada? Oh cierto... Soy un huésped.

- ¿He? Hmm...

La bruja sacaba una vata negra más grande para ponérsela encima cubriendo su erótica vestimenta y entonces se dirigió al héroe.

Un mundo carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora