Era de noche en la abadía Virgínea, el aire frio de las montañas podía sentirse en el ambiente. Un invitado muy importante había llegado y era el conde Lambert por lo que le dieron una invitada especial con la cual pasar la noche: era la hermana Carolina.
Antes de que el conde consumiera su acto la puerta de su habitación había sido despedazada y detrás de ella estaba una mujer baja, pero de ojos dorados.
- ¿Quién demonios eres? ¿No sabes quién soy? El conde Lambert.
-Y yo soy la máxima representante de la iglesia junto al papa, Santa Ciel.
Las hermanas de la abadía salieron de sus habitaciones ante tal estruendo y cuando vieron lo que ocurría en el pasillo vieron el gran destrozo que había causado Ciel.
- ¿Santa... Ciel? eso es imposible, nadie me notificó aquello, debe ser una mentira ¡guardias vengan acá! ¿Dónde están?
-Oh, si me disculpa conde yo puedo responderle aquello.
Esmeralda respondía y con su pie tiró el cuerpo de varios de los guardas que estaban en la puerta.
- ¡Mis guardias!
-No se preocupe conde, ellos no están muertos.
-Malditas... no se los perdonaré...
El conde agarró la espada que tenía tirada en el piso junto a su ropa y se abalanzó ante la santa quien estaba impasible mirándolo con sus ojos dorados como si esperara que la golpearan.
- ¡MUERETE!
Un puñetazo lateral chocó con la enorme mejilla del conde provocando un golpe que resonó en toda la habitación, ese instante se sintió como si durara varios segundos por como el enorme y amorfo cuerpo del hombre reaccionaba para ser lanzado al otro extremo de la habitación destrozando el ropero.
Todas las hermanas que habían salido de sus habitaciones vieron a través la destrozada puerta lo que había pasado, el cuerpo gordo del conde estaba tirado en los escombros de un ropero y en frente de ellas dándoles la espalda una chica más pequeña que la mayoría de ellas, tenia el brazo izquierdo extendido hacia la dirección donde estaba tirado el sujeto.
-Basura.
-Wow... ese golpe fue contundente.
La hermana Esmeralda replicaba, había sido la primera vez que ella vio esa acción de su mejor amiga, no solo su personalidad había cambiado, sino que su fuerza física también, era distinto a lo que normalmente podía ver de otros hechiceros los cuales, aunque su magia era poderosa estos por lo normal carecían de gran fuerza física. El cuerpo pequeño de Ciel era un engaño ante el tremendo poder y fuerza que guardaba.
- ¡Carolina!
La hermana Esther que estaba junto a Esmeralda y Ciel fue corriendo a ver a su hermana quien estaba cubierta por las sábanas de la cama.
-Carolina ¿estas bien? ¿te hizo algo ese viejo asqueroso?
-N-no... estoy bien... lo siento, lo siento.
- ¿Pero de que te estas disculpando? tu no hiciste nada malo.
- ¿Qué es todo este alboroto? ¡regresen todas a sus habitaciones en este instante! ¿No me escuchan? Les digo qu-
Era la abadesa Amelie quien al entrar al cuarto vio todo lo que había pasado, pero Ciel se había volteado para verla directamente a los ojos de forma intimidante.
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Un mundo carmesí
FantasyLa princesa Beatriz y la santa Ciel se casaron con el héroe Alexis quien salvó al mundo al derrotar al Gran Rey Demonio pero en realidad todo es una farsa ya que en realidad ellas son amantes y accedieron a casarse con el héroe para ocultar su roman...