Capítulo 9: ¿De quién es la culpa?

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Cuando la Gran Guerra Demoníaca inició solo tenía 13 años, los monstruos que habían atacado la aldea donde vivía acabaron con la vida de mis padres y por poco la de mi hermana menor, la pude salvar gracias al despertar de mis poderes sagrados, pero me sentía muy confundida.

No recuerdo muy bien pero cuando encare a los monstruos al parecer cause grandes destrozos, había acabado con gran parte de ellos, el otro restante fue Alexis, mi amigo de la infancia, él había despertado sus poderes de héroe.

Aún recuerdo cuando al despertar de toda esa confusión de la batalla Alexis estaba parado a mi lado con una gran sonrisa extendiendo su mano para levantarme, yo solo pude apoyarme en su mano y abrazarlo mientras lloraba, desde niños nos habíamos hecho mejores amigos al ser tan distintos al resto y ver qué incluso en ese momento éramos igual de raros me tranquilizaba un poco.

Desde el incidente de la aldea llegaron los emisarios del reino de Fragia quienes se habían enterado de nuestras hazañas para reclutarnos, al principio no quería irme ya que dejaría sola a mi hermanita, la única familia que me quedaba, pero nos dijeron sobre la gran guerra demoniaca y como seguirían viniendo oleadas de monstruos para arrasar con todo y que la única forma de salvar a mis seres queridos era unirme a las fuerzas reales para derrotar al gran rey demonio.

-Si, entiendo todo lo que me has dicho Ciel, pero ¿eso que tiene que ver con tu romance con la princesa Beatriz?

Las amigas estaban en la sala de la cabaña al lado de la chimenea tomando un poco de Té mientras se podían escuchar las gotas de agua cayendo debido a las goteras.

-Por favor Esme no seas impaciente, es importante que sepas todo desde el principio.

-Lo sé, pero eso ya me lo has contado.

-No todo, por ejemplo, lo de mi relación con Alexis.

-Oh ya veo ya veo, está bien continúa.

-Gracias.

Al principio de la gran guerra demoniaca Alexis y yo no éramos considerados héroe y santa, el reino de Fragia habían reclutado a magos y espadachines de todo el territorio con tal de reforzarse, Alexis fue juntado a un gran grupo de espadachines quienes serían entrenados y liderados en batalla por el gran caballero real mientras yo fui reunida con todos los demás magos e instruidos por la gran hechicera real.

Aún recuerdo la primera vez cuando vi a la princesa Beatriz, no fue la mejor introducción ya que ella veía muy por debajo a los magos, ella era una usuaria de magia de alto nivel al utilizar 2 magias elementales, la de viendo y fuego y se especulaba que era incluso capaz de utilizar hechizos compuestos, un alto nivel de dominio de la magia que solo los genios entre los genios podían usar.

Me sentí muy intimidada por Beatriz y no era la única, muchas personas la veían con miedo y algo de indignación, pero hubo algo que me hizo cambiar de opinión.

Cómo sabrás yo utilizo magia sagrada y no elemental, es por eso que se me cataloga como santa, pues pese a haber despertado mis poderes en el incidente de la aldea desde ese entonces no había podido volverlos a utilizar.

Sin poder manifestar mis poderes sagrados me sentía una inútil y todos los que me rodean me ninguneaban, la mayoría de ellos eran nobles por lo que veían a los plebeyos cómo basura, se repetía la misma historia que cuando era una niña con los chicos de mi aldea que me acordaba por mi color de cabello.

Una noche mientras todos estaban en una reunión entre nobles yo aproveché para dedicarme a practicar en el campo de entrenamiento y fue esa noche cuando la vi... a la princesa Beatriz.

Un mundo carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora