Cuando despierto me doy cuenta que estoy en el hospital.
— ¿Por que estoy aquí? — pregunto mientras me acomodo en la camilla.
— Por que te desmayaste después de recibir un fuerte golpe en la cabeza — responde Zeke — además de que estabas ardiendo en fiebre.
— Ah... Eso, si, estoy un poco agripada.
—No debiste ir a la escuela si estabas así de enferma — Zeke me habla con ese tono de enfado con el que le habla a Eren cuando hace alguna estupidez. —Debiste venir a casa, al menos así Carla hubiese cuidado de ti como corresponde.
— No me sentía tan mal esta mañana
— y mira como termino... Como sea. Ve a casa y deja que Carla te cuide por un par de días. Ya sabes que le encanta tener allí y jugar a la madre.
— bien... Iré a visitarla.
— No te preocupes por mi, no estaré en casa. Se que esto sigue siendo raro para ti... Y para mi también lo ha sido.
No debí cogérmelo. Solo fue una vez, pero se volvió raro cuando supe que era el Hermano mayor de Eren. El también se arrepintió del encuentro cuando nos dimos cuenta. Desde entonces ya no visitó a Carla, porque temo que de alguna forma se entere de este encuentro con Zeke.
Tome un Taxi hasta mi departamento cuando Zeke me dio el alta.
Decidí comer algo antes de dormir. Ya no soportaba el hambre. El pastel qué tenía en la nevera sabía tan bien, que comer una sola rebanada fue imposible. Quería comer el pastel completo. Por suerte aun contaba con un poco de auto control y me detuve a la tercera rebanada.Inmediatamente después de terminar esa rebanada vino la culpa y el arrepentimiento.
El timbre de mi celular me distrajo, alguien me envió un mensaje.
Eran mis amigos, preguntando como estaba. — Estoy bien— escribí, cuando no lo estaba. Pero era más fácil decir que estaba bien, que explicarles lo miserable qué era.Apague el celular y me olvide de todo el mundo hasta el otro día.
La miseria vendría por la mañana. Mi rostro y nariz estaban magullados. Tuve que usar mis técnicas más sofisticada para tapar los moretones qué me quedaron. Por suerte era buena en esto.
— ¿Cómo esta tu nariz ? ¿No esta rota? ¿Cierto? — pregunta Ymir, abriendo la puerta del auto.
— No, no está rota. Sin embargo, Zeke me recetó unos analgésicos muy buenos.
—¿El hermano de Eren?
—Si, ayer me encontró en la sala de emergencias y me atendió el mismo. O eso dijo. Yo desperté después de un una tomografía y varios examenes más de los cuales ni me entere hasta que recupere la conciencia.
— ¿Te lo cogiste?
— ¿ Por que haría eso? Fue una coincidencia encontrarmelo en urgencias. Me he pasado bastante tiempo evitandolo y fingiendo que nada paso entre nosotros como para cogermelo en una visita a urgencias—
— Nunca creí que el Hermano de Eren fuese un pervertido.
— Tenía dieciocho, así que nadie cometió un delito. Como sea ¿Hoy no viene Historia? — era raro no verla en el auto. Casi siempre éramos las tres yendo a la escuela en el auto de Ymir.
— Se quedo dormida, llegará más tarde.
— Ya veo.
— Oye... — Ymir llama mi atención, sin despegar la vista del camino