14. ¿Te Gusta?

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Le dije a los chicos que no asistirá a la fiesta de Floch, pero aquí estaba, fuera de Marley. Afuera hacia un frío de mierda y mis dientes castañeaban. Yo solo llevaba un vestido corto de tirantes negro. Es un  precio qué estaba dispuesta a pagar por verme linda.

El guardia pregunto por mi nombre y contra todo pronóstico si estaba en la lista. Seguramente el imbecil de Floch olvido sacarme.

— Rose — Hitch aparece a mi lado. Llevaba un vestido de terciopelo verde, corto, varios  dedos arriba de su rodilla y un abrigo de piel negro que le llegaba un poco más abajo de las pantorrillas. Se veía preciosa. — Hitch Dreyse — le dice al guardia, pero no espera respuesta y entra conmigo del brazo.

— Necesitas un trago — dice Hitch caminando directamente a la barra

— No, estoy bien — respondo. Quería encontrar a mis amigos antes de ponerme borracha o drogarme.

Hitch se ríe como si lo que yo dije fuera lo más gracioso del mundo.

— No te estaba preguntando — dice dejando de reír — tienes una expresión horrible. ¿A quien quieres matar?

Ahora la qué se ríe soy yo. Si estaba enojada y quería golpear a alguien, quien sea, el que se cruzará primero en mi camino.

Hitch pidió una botella de espumante  rosa. Entre las dos nos bajamos esa botella en menos de una hora. Luego tomamos unas margaritas. El alcohol siempre me pegaba fuerte y esta no era la excepción.

En algún momento nos levantamos a bailar. Nunca había estado con una chica, pero reconocía a alguien que quería saltar sobre otra. Hitch miraba mis labios y se acercaba peligrosamente a ellos, hasta que yo acorte la distancia entre ambas. Sus besos eran suaves y delicados, pero al mismo tiempo eran apasionados.
¿Había estado antes con una chica? No. ¿Importaba eso ahora mismo? No.
Quería coger y Hitch parecía querer lo mismo. Siempre hay una primera vez para todo. Ella era linda y me agradaba.

Hitch me lleva al baño y esperamos a que las chicas que están adentro se vayan.

En cuanto estamos dentro me empujó contra la pared. Ella sabía lo que hacía y eso me excitaba aun más.
Besando mi cuello, mientras sube mi vestido. Mete sus dedos entre la tela de mis bragas y me acaricia con sus dedos suaves.
―¿Te gusta? ― pregunta cuando libera mi cuello.

— Si— jadeo cuando con su otra mano amasa uno de mis pecho.
Hitch une sus labios con los míos otra vez mientras contunua tocándome.
De pronto la puerta del baño se abre de un golpe. Hitch y yo saltamos del susto y nos separamos.

―¡Jean! ― digo tan pronto como el entra. Me rio cuando lo veo. Me la estaba pasando tan bien con Hitch qué había olvidado a todo el mundo, incluso a Jean — ¿No ves que estamos ocupadas? — digo, aun riéndome.

— Buscate a otra — le dice a Hitch, qué a diferencia de mi, no estaba riendo. Todo lo contrario, estaba furiosa.

— Tu  buscate a otra — alcanzo a decir antes de que me arrastre fuera del baño. Estaba borracha, pero no lo suficiente para dejar mi vestido arriba. Lo bajo tan rápido como me saca de allí.

Jean me lleva a la barra. Me sienta en un taburete y pide una botella de agua para mi

— Tómala mientras voy por mi chaqueta. — ordena. Se echa hacia atrás y se  lo traga la multitud a la vez.

Era increíble. Finge qué no existo durante todo la semana y cuando ve que me la estoy pasando bien decide que vuelvo a existir. Gracioso.

Pido otro trago y me lo tomo en vez del agua.

A lo lejos veo a Floch. Se abre paso entre la gente y llega hasta mi.
Apoya un codo en la barra y se gira hacia mi con su expresión de idiota habitual

— Sabía que vendrías— dice con una sonrisa suficiente— ¿Dejaras de hacerte la difícil?

— No vine a cantarte feliiz cumpleaños. Vine a divertirme. Solaaa— me giro y le doy la espalda

—  ¿Cuanto quieres? ¿Cual es el precio para que habrás la boca y me chupes el pene? — dejo  la botella de agua contra la barra y me giro hacia el con la intención de darle un buen golpe en esa cara de estúpido. Cuando lo hago me encuentro otra vez con Jean.
Me mira y examina mi rostro y luego ve mis manos, mis puños cerrados.

—¿Qué has dicho? — agarra del hombro a Floch para tenerlo de frente.
Me levanto del taburete con torpeza y casi caigo al suelo. Agarro del brazo a Jean y lo jalo hacia mi

Nunca creí que Floch fuera tan estúpido como para provocar una pelea, pero lo hace.

— Rosa me estaba contando que necesita un pago por adelantado antes de abrirme las piernas. ¿Cuanto te cobro a ti? — odiaba qué me dijera Rosa. ¿Lo decía mal apropósito? ¿O solo era un imbecil?

Jean le borra la sonrisa del rostro de un puñetazo ¿Cuando se libero de mi agarre?

Floch y Jean están en el suelo. Golpeándose. Floch estaba dando la pelea, sin embargo iba perdiendo.

Intento separalos, pero Floch me hace a un lado de un manotazo y caigo al suelo.

De pronto me agarran del brazo y de un jalón me levantan del suelo.
Veo a cuatro guardias separar a Floch y Jean. Ambos tienen sangre en sus rostros, pero no sabría decir de donde venía la sangre.

— ¡Sáquenlo de aquí! — exclama Floch y los guardias obedecen

—Tienen que irse de aquí. — dice uno de ellos, pero Jean se negaba. El quería acabar con Floch.
Los guardias me sueltan cuando no opongo resistencia.
A Jean lo logran sacar a duras penas y ahora estábamos los dos fuera de Marley.

— Rose — me llama. No me  detengo y  sigo caminando — Rose — dice otra vez. Sigo ignorandolo.

— Rose, por favor. Detente— su voz suena más dura y pero cálida al mismo tiempo.

No me resisto cuando me envuelve con sus fuertes brazos. Estaba Ebria todavía y cansada.

— Tu debes deteneerteee— arrastró  las palabras más que antes— Ya me has follado y le has dicho a todo el mundo que te cobre por hacerlo. ¿Qué más quieres de mi. — quito sus brazos de mi y sigo caminando.

— Yo no le dije eso a nadie

—¡Si, lo hiciste! — grito y vuelvo hacia el — ¡Saabía que harías esto! Despuués de que todos vieron ese video  decidiste ignorarmeee y darme la razón ¡Me usasteee!

—¡¿Yo te use a ti?! ¡Fuiste tu la que dijo que me follo porque no había nada mejor! ¡¿Hubieses preferido que Eren te cogiera?!

— ¡¿De que mierda hablaaass?! ¡No me gusta Ereen! ¡Me gustas tuu! —La sensación de náuseas en mi estómago llega derrepente. Trago saliva para deshacerme de ellas, pero es inútil y soy incapaz de controlar las ganas de vomitar.

Le doy la espalda a Jean y vómito un poco. Daba gracias a Dios que hoy comí ligero.

Siento su mano en mi espalda, me acaricia mientras lucho por controlar las náuseas. No fue buena idea combinar los tragos.

Recuerdo a Jean ayudándome a subir a su auto. Paramos un par de veces cuando creí que volvería a vomitar.
En casa sujeto mi cabello mientras yo vomitaba el  alcohol qué quedaba en mi estómago. Le pedí que se fuera varias veces, pero el no me hizo caso. No quería que me viera tan patética.

Lovesick - Jean Kirschtein x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora