7. Será Gratis

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Falte a la escuela un par de días, hoy era el tercer día. Sasha y Marco fueron los únicos en llamar y preguntar por mi. Eren vino personalmente a verificar que estuviera viva. Le dije que estaba bien y que no quería aparecerme en la escuela con la cara con moretones. El sabia lo vanidosa qué era y que jamás me dejaría ver en estas condiciones. No hizo más preguntas después de eso. Aun que obviamente podía tapar a la perfección los moretones y asistir, pero no quería verle la cara a nadie

Ya pasaban las cinco de la tarde  y nadie me había hablado, mucho menos enviado un mensaje. ¿Habían olvidado mi cumpleaños o simplemente lo estaban ignorando?

Me sentí como una estúpida por despertar temprano para prepararme ¿prepararme para que? ¿Pará que ninguno me felicitara? ¿Para que ninguno me visitará? Era patética. No se que esperaba de ellos después de enterarme qué dejaban qué Jean dijera todas esas cosas sobre mi. ¿Pensaban ellos también que era asquerosa?

Me levanto de la cama y tomo mi celular,  lo abro separando la funda. Saco el sobre de cocaina qué Reiner me regalo. Vuelvo la funda a su lugar y pongo un poco  sobre la pantalla de mi celular y con mi tarjeta de identificación hago dos líneas. Acerco el celular a mi rostro y mientras tapó un orificio de mi nariz, aspiro la cocaina con el otro.

La sensasion en mi nariz fue desagradable pero soportable. Esnife la segunda línea y tire las cosas en la cama. Recuerdo  decir  a Reiner qué era buena. Esperaba que lo fuera.

Diez minutos después seguía sin sentir nada. Así que me levante y ordene el desastre de mi habitación, pero mientras lo hacía me dio mucho calor. Lo cual es raro, mi departamento es muy frío y ya no estamos en verano. Me quite el lindo atuendo qué elegí y quedo solo en sujetador y bragas. Incluso me preocupe de llevar ropa interior linda. Solo la vería yo, pero me gustaba sentirme sexy.  Usualmente visto de negro, pero las bragas y brasier siempre son de color rosa cuando uso prendas  sin transparencias.

Termino de limpiar ¿En que? ¿Cinco minutos? Todo un récord para mi. De pronto me sentía con mucha energía. Podría salir a correr.

El timbre de mi departente interrumpe mis pensamientos

—¡No hay nadie! — grito para que escuchen desde afuera y se largará, sea quien sea. Sin embargo, no pasó. Los golpes se intensificaron —¡¿Qué?! — grito cuando abro la puerta. Era el imbecil de Jean

— Hola... — dice, mirándome de pies a cabeza —¿Estas bien?

— Claro que lo estoy ¿Por que? — el no responde solo apunta mi cuerpo con su dedo índice. Me miró. Seguía en bragas. Lo había olvidado — ¿Qué quieres? — pregunto sin darle mucha importancia a mi vestimenta.

— ¿No vas a ponerte algo de ropa? — inquiere el rubio

— Estoy en mi porquería, no necesito ropa ¿Qué quieres?

— Yo... — el deja de mirarme a la cara otra vez — ¿Puedes ponerte algo de ropa? No puedo concentrarme así.

Pongo los ojos en blanco, antes de soltar la puerta y buscar la ropa que tenia hace un rato. Cuando ya estoy cubierta, vuelvo con el.

— ¿Qué mierda quieres? Estoy ocupada.

— ¿Haciedo qué?

— Nada que te incumba, Kirschtein. ¿Vas a decirme que haces aquí o no?

— Es tu cumpleaños — incluso el imbecil de Jean sabía que hoy era mi cumpleaños— Pensé que querrías salir

— ¿Contigo?— lo interrumpo— No pienses tanto, por favor.

— Si, conmigo. Quiero disculparme por lo del otro día.

— El otro día pasaron muchas cosas. Se más especifico

— Por tu nariz... Por besarte.

Entendía que quisiera disculparse por mi nariz ¿Pero mis besos? ¿No le gustó?

— ¿No te gusto? —pregunto,
incrédula.

—¿Qué?

—Porque a mi si — pienso— Hasta que recordé que te parecía asquerosa.

— No me pareces asquerosa — dice y me doy cuenta que hable en voz alta— Las cosas que dije... No las pienso en serio...

— Tranquilo. No me interesa lo que pienses de mi... Puedes seguir pensando que soy una prostituta o que quiero robarle el dinero a tus amigos... Pero sabes que, tengo dinero de sobra para comprarme lo que yo quiera... Ah, creo que por eso mismo piensas que soy una puta. La gente pobre no puede tener lujos. La gente pobre no puede tener un lugar propio tampoco. La gente pobre no puede tener un trabajo normal. Bueno, Kirschtein, te informo que todo lo que tengo no es porque un viejo asqueroso metió su pene en mi. Y es lo único que tienes que saber.

— Rose, de verdad. Estoy muy arrepentido por todo lo que dije, sin tener idea de nada. Quiero remediar lo que hice... — vuelve a preguntar.

— ¿Como? ¿Sobornandome con algún regalo? — Me rio por la audacia. No hace mucho decía que recibía cosas por sexo a cambio.

—No. No es un soborno. Solo querí llevarte a comer algún lugar lindo y tal vez. Comprarte algo que te guste mucho... Traje algo que elegí yo, pero tampoco sabía si te gustaría.

—¿Y después tendría que acostarme contigo? — Jean era un maldito. Doy media vuelta y me dirijo a mi habitación. Iba a terminar con esto ahora mismo.

Tomo la cocaina qué quedaba y la esnifo rápido. Comienzo a quitarme la ropa.

—¿Qué estás hacíando? — Jean parece sorprendido

— Quitándome la ropa  — digo, pero Jean no me presta atención. Se acerca  a directo a mi mesa de noche y agarra la bolsita de la cocaina.

—¿Qué te metiste?

— Cocaina. Necesito un poco de droga si voy a coger contigo.

— ¿Coger?... Yo no vine a coger contigo —dice de repente, suavemente — Rose, en serio, No debi decir esas cosas y no creo que tu ...

— Kirschtein, no me importa. Se que no estas siendo amable conmigo solo porque quieres ser mi amigo. No tengo idea porque te quieres meter conmigo, pero vamos a acabar ahora mismo. Vamos a coger. Tu vas a tener lo que quieres y luego me dejaras en paz. Y será gratis. No necesitas pagarme. Tampoco tengo sida. ¿Traes condones?

— Rose, basta. Lo digo en serio. No vine aquí para coger contigo, tampoco esperaba que lo hicieras. No te quites la ropa, por favor — Lo último lo dice casi como una súplica.

Miro mi cuerpo. Llevaba semanas matándome de hambre. Había perdido como cinco kilos. ¿Por que le sigo pareciendo asquerosa?

— Si no quieres coger conmigo, largate de aquí — digo. Me acerco a la ventana más cercana y la abro. Me estaba muriendo de calor — ¿Por que mierda hace tanto calor aquí?

— No hace calor. Te has metido mucha cocaina.

— y tu que sabes. De hecho ¿que haces aquí. Ya largate.

— No me voy a ir y dejarte sola así.

El no responde, solo me hace entrar con el a mi baño. Lo siguiente qué hace es dar el agua de la regadera. Me agarra de la cintura y me mete a la bañera debajo del agua fría, con el.

—¡¿Kirschtein?! — digo cuando el agua cae sobre nosotros. La tina era pequeña para él , pero logra sentarse en ella. Me ahueca entre sus piernas. Y me abraza desde la espalda pegándome a su torso.

El agua fría se sentía maravillosa. El cuerpo de Jean también se sentía maravilloso. Sus brasos alrededor de mi, apretandome. Tenía brazos grandes, igual qué sus manos

Después de un rato. Más bien un par de horas, logré despabilar un poco. Supongo que estaba apuntó de irme en un mal viaje por cocaina. Solo hubo un poco de llanto y algo de vómito. Jean se quedó conmigo toda la noche. No me toco, pero si se encargo que no muriera.

Lovesick - Jean Kirschtein x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora