— ¿Entonces estas confundida? — le pregunto a Annie mientras esperamos nuestros cafés. Me invito a pasar el rato y que mejor que café. Tal vez así mi resaca desaparecería al fin
La conversación comenzó hablando de nosotras mismas. Annie me contó a lo que se dedicaba su padre. Aun que obviamente yo lo sabia. Toda la escuela lo sabia. Su padre era uno de los entrenadores de artes marciales mixtas más importantes del país. Nadie se metía con Annie porque temor a su padre que de un solo puño podría mandarte al otro lado. Y Annie también demostró que no era una chica débil. El primer y último sujeto qué intento aprovecharse de ella termino con la nariz y un brazo rotó. No hubieron cargos porque el sujeto sabía que había intentado sobrepasarse con ella y saldría perdiendo ante cualquier juicio.
Le conté un poco sobre mi. No había mucho que contar. Era pobre y tenía una beca en el mejor colegio qué podría haber. Saint Mary. Y vivía sola porque mis padres habían muerto. Podía repetir la historia incluso dormida.
Después de un rato ella finalmente hablo y me contó lo que la tenía tan preocupada desde el viernes por la noche.Yo ya sabia que se había besado con Armin y Bertholdt. Ymir e Historia se encargaron de contármelo todo , así que no fue difícil adivinar qué eso era lo que la tenía así.
— Armin, es un chico tierno y no me teme como la mayoría de los chicos. Y Bertholdt... Somos amigos, pero desde siempre me ha dado señales confusas. En algún momento comencé a sentir cosas, pero el se mostraba tan desinteresado... Por un tiempo pensé que ya no le gustaba y decidí olvidar mis sentimientos. Después apareció Armin. Fue sorpresivo ver reaccionar a Bertholdt luego de besarme con Armin. Me molesta también qué sólo porque otro chico me pretenda, el reaccione.
— ¿Y por eso te besaste con los dos? — digo riendo y ella se une
— Estaba un poco ebria. No lo pensé, solo lo hice.
— ¿Que piensas hacer? Yo no conozco a Bertholdt, ni los sentimientos que tiene por ti, por lo que no podría decir nada a su favor y por lo que me dices de él , concluyó que solo te quiere cuando otro te pretende. Me parece que cree que eres un objeto. Tu no eres un objeto, así que no dejes que te usen como uno. Conozco a Armin. Es un buen chico, de buenos sentimientos. Connie no te lo dijo, pero fue a petición de Armin qué te invitaron a esa reunión. El quería verte allí.
— Creo que Armin me atrae mucho más que Bertholdt.
— Problema resuelto. Excelente elección, por cierto.
— ¿Y tu? — dice derrepente — Se supone que Jean y tu se odian, pero el otro día... — la detengo antes de que continúe.
— No se supone, nos odiamos— le aclaro — Y lo que paso el viernes en la fiesta de bienvenida de Marco no fue nada. Me bese contigo y con Connie y nadie dijo nada. No entiendo por que tanto escándalo por un simple beso.
— Eso no fue un simple beso, Rose. Parecía que tu lo estabas disfrutando.
— Seguramente lo hice, pero sigue siendo nada para mi. Un beso no cambiará nada. El sigue siendo un imbécil. Se que esta haciendo esas cosas para molestarme
— ¿Cosas? ¿Qué cosas? — Annie parecía curiosa
— Bueno. Ya lo notaste el día que Mikasa me dio con el balón de basquetball en la cara. Kirschtein me cargo en brazos hasta la enfermería. Creo que también fue al hospital. Después de eso ha hecho cosas sospechosas. Me compro una gaseosa y se sentó para hablar conmigo como si nada el miércoles. Dios sabe lo perturbador qué fue el día jueves cuando se sentó a mi lado en todas las clases. Abre puertas para mi. Me pregunta como estoy... Sinceramente creo que solo esta jugando. Me saca de quicio a mi y de paso pone celosa a Mikasa. El beso del viernes, debió hacerlo solo por el disgusto de escuchar decir a Mikasa qué nunca le interesó. Todos saben que si le interesaba e incluso qué le daba esperanzas. ¿Comencé a gustarle a Kirschtein? Pura mierda.
— Repugnante — dice Annie
— Lo es — doy un largo y pesado suspiro — Espero que mañana no intente nada raro. No estoy de ánimos para aguantar idiotas. Creo que también creen que soy un objeto con el cual pueden hacer lo que quieran.
— Hablando de Idiotas— Annie posa su vista sobre mi hombro. Cuando volteo veo a Reiner acercarse junto a Bertholdt.
— Hola chicas — dice el rubio sentándose en nuestra mesa.
— Hola Annie— dice el más alto, ignorándome por completo. Imbécil.
— Reiner y Bertholdt, qué coincidencia encontrarnos aquí — digo fingiendo una sonrisa — ¿Qué quieren?
— Yo nada— Reiner mira a su amigo— Bertholdt, quiere hablar con Annie.
— Será solo un momento ¿Tienes tiempo? — le pregunta a la rubia.
— Cinco minutos— dice Annie — Rose y yo tenemos planes y estamos algo justas de tiempo— era mentira, solo teníamos planeado estar aquí un rato, pero yo asiento cuando Bertholdt al fin me mira.
Ellos pasan unas mesas adelante de nosotros para tener más privacidad.
— ¿Tienes extasis? — le pregunto a Reiner solo para no seguir en este silencio incómodo.
— Nop. Se vendió todo en la fiesta de bienvenida de Eren. Solo me queda un poco de cocaina— el saca un pequeño sobre trasparente de entre la carcasa de su celular— se que tu solo consumes extasis, así que te daré esta pequeña muestra gratis. Es de la buena. Se que querrás más.
Yo no consumía drogas tan duras, sin embargo, acepte su regalo. Siempre podría vendérsela a cualquiera y sacar provecho.
— ¿Por que vendes drogas? Podrías perder tu beca en la escuela. Y si el padre de Annie se entera...
— No puedo vivir solo de una beca. Tengo que mantener a mi familia también.
— Desperdiciar una beca y un futuro brillante en el fútbol americano por un trabajo de mierda.... Te vas arrepentir en el futuro.
— Cuando termine la escuela no seguiré en el fútbol americano. Lo mio son las peleas... Pero dejemos de hablar de mi ¿Qué hay de ti? Tu y Jean ¿Eh? — Reiner levanta sus cejas de arriba a bajo.
— Kirschtein y yo nada.
— No parecía eso el viernes por la noche
— Otro más. Así que tu y Connie ¿Eh?
— Bien bien, ya lo captó.
— Si alguien más me pregunta, te juro que me mató
Luego de diez minutos Annie vuelve y Bertholdt se retira en silencio junto a Reiner.
—¿Qué paso? ¿Qué quería?
— Me reclamo por besar a Armin... Y creo que se declaro
— La audacia de algunos hombres.
— Le dije que nada más que amistad pasaría entre nosotros. No le agrado mucho la idea. Intento hacerme cambiar de parecer. Dijo que era un error que escogiera a Armin.
— El error fue que esperara a que otro apareciera en tu vida. ¿Sabes? Sigo sin entender porque eres amiga de esos dos
— Con Reiner no me queda de otra. Mi padre es su entrenador. Quiera o no, siempre está revoloteando cerca de mi. Y bueno, Bertholdt y él son amigos desde niños, siempre están juntos.
— Ya veo... Siempre qué te aburras de ellos, puedes venir conmigo. Soy una excelente amiga
— ¿Ah, si?
— Claro, siempre y cuando no me traicionen— digo riendo, pero hablando muy enserio — mientras no lo hagas, podemos hablar sobre cosas de chicas. Si pasas mucho tiempo con ellos podrías convertirte en uno más. Tu no quieres eso.
— No lo haré — dice riendo conmigo — Y por supuesto que no quiero convertirme en uno de ellos.