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Segundo Acto.

TERCER CAPÍTULO.

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Esa mañana, Levi fue el primero en despertar gracias a la leve molestia en su nariz. El causante era el cabello de Callie que se había desatado por completo del broche y estaba desparramado sobre su cara.

Intentó apartar los mechones de su rostro, pero entonces se encontró totalmente inmovilizado por sus brazos que se aferraban a él como si temiera que fuera a desaparecer en cualquier momento.

Estaba agradecido de que Callie aún estuviera dormida, de lo contrario, la situación en la que estaban habría sido demasiado vergonzosa para ambos.

Sopló con fuerza y logró quitar todo el mechón de cabello de su cara permitiéndole ver con claridad la habitación.

Con cuidado la apartó hacia un lado y se deslizó fuera de la cama. Recogió sus botas y salió de la habitación solo para encontrarse con el edificio en completo silencio y sin Raiden a la vista.

Una nota sobre la mesa le informó que hace bastantes horas se había retirado, dejándole sus llaves y un cheque de la ciudad industrial.

Levi resopló con fastidio al ver tal cantidad en él. Se preguntaba en qué demonios estaba pensando Raiden al dejarle tal cosa.

No pensó más en ello y lo dejó en el mismo lugar.

— ¿Levi? —la voz de la castaña lo tomó por sorpresa —. ¿Ya se fue Raiden?

—Si. Nosotros deberíamos volver al cuartel.

Callie hizo una mueca.

—Tal vez deberíamos quedarnos aquí un poco más.

— ¿Por qué haríamos eso? —preguntó con el ceño fruncido —. Ambos tenemos responsabilidades en el cuartel. Andando.

Levi lucía de muy mal humor a pesar de haber dormido toda la noche, algo raro considerado su mal dormir habitual.

La respuesta era más sencilla de lo que se esperaba. Él realmente no quería volver, pero entonces recordó la enorme pila de papeles amontonados en su oficina que pospuso cada día gracias a su investigación en el subterráneo.

—Está bien —se rindió finalmente Callie —. Iré a prepararme.

La menor se arregló lo más rápido que pudo mientras Levi la esperaba con los caballos fuera del lugar.

Ninguno de los dos hizo un intento de iniciar una conversación durante el camino, lo que hizo que todo fuera aún más incómodo entre ellos.

—Iré con Ronnie —dijo la menor cuando llegaron al cuartel. Levi no fue capaz de notar el cambio de actitud que había tenido de un día para otro.

—Supongo que iré con Hange antes de continuar con el resto de informes —respondió, sin embargo, Callie ya no estaba ahí.

Por un momento no supo cómo reaccionar. Callie nunca había actuado de esa forma, dejándolo solo hablando.

Llevó su caballo al corral con la mente aún en blanco.

El cantico de las aves había sido suprimido por los gritos y jadeos de los reclutas en su entrenamiento habitual. Cuando vieron pasar al capitán, todos hicieron una fila y llevaron la mano al pecho mientras saludaban al mismo tiempo.

— ¡Buenos días capitán! —sin embargo, fueron ignorados. Todos se miraron entre si consternados.

Es cierto que la actitud del capitán era mala de vez en cuando, pero no era un maleducado con sus subordinados. Cada mañana respondía al saludo de los reclutas y ofrecía consejos de lucha o uso del equipo. Sin embargo, esta vez ni siquiera les había dirigido la mirada.

ASSURANCE │Levi Ackerman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora