ASSURANCE │Levi Ackerman.

Ⅵ

dejen sus estrellitas y comentarios o lloro ;c

Segundo Acto.

SEXTO CAPÍTULO.

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El sonido molesto de los grillos era lo único que podía escucharse en todo el cuartel en plena noche. Levi consideraba que no había insectos más irritantes que esos. Pero, con el tiempo, terminó por acostumbrarse a ese ruido y comprendió que si era capaz de oírlos, significaba que había demasiada tranquilidad en el ambiente, tal como esa noche.

Un escalofrío le recorrió la columna vertebral, y lo atribuyó al frío que sentía en la habitación. Notó cómo el aire parecía congelarse a su alrededor. Sin embargo, al intentar recordar cómo había llegado a su habitación o incluso cerrado los ojos para descansar, se dio cuenta de que la situación era extraña. No recordaba haberse acostado ni haberse sumido en el sueño, pero allí estaba, en su propia oficina, con una figura al lado de la ventana que sabía que no debería estar allí.

Y entonces, se dio cuenta de que no estaba solo. Un presentimiento, una percepción instintiva, lo alertó de una presencia cercana a la ventana. Su corazón comenzó a latir con más fuerza al reconocer quién estaba allí, de pie frente a él, como si nunca se hubiera ido.

Syam.

Levi pestañeó varias veces, convencido de que estaba atrapado en algún sueño extraño o que su mente estaba empezando a jugarle malas pasadas. Pero Syam seguía allí, tan real como el frío que sentía. La sonrisa cálida y los ojos penetrantes de Syam seguían grabados en su memoria, como si nunca hubieran dejado de estar ahí.

—Mañana es el día, ¿no? —la voz de Syam resonó en la habitación, y una punzada de dolor atravesó el pecho de Levi al escucharla.

— ¿Qué diablos estás haciendo aquí? —la incredulidad se mezclaba con la sorpresa en la voz de Levi.

—Siempre he estado aquí —respondió Syam, girándose para enfrentarlo. Sus ojos, profundos y penetrantes como siempre, parecían buscar algo en el interior de Levi—. ¿Nunca has oído hablar de almas que no pueden marcharse porque alguien en este mundo se lo impide?

Un silencio pesado se instaló en la habitación mientras las palabras de Syam resonaban en el aire.

— ¿Por qué no me dejas ir, Levi?

Era una pregunta que Levi había evitado enfrentar. Desde la muerte de Syam, había llevado el peso de la culpa y el dolor, aferrándose a los recuerdos como si eso pudiera mantenerlo cerca. Pero las palabras de Syam eran como un eco que desenterraba los secretos más profundos de su corazón.

—No sé cómo estás aquí, pero... te has ido, Syam —murmuró Levi, luchando por controlar su voz—. No estás en este mundo. No puedes estarlo.

Syam se acercó con pasos lentos y se sentó en el borde de la cama, soltando un suspiro.

—Mi cuerpo ya no está aquí, es cierto. Pero una parte de mí, una parte de mi esencia, todavía permanece. No puedo liberarme por completo mientras haya algo que me mantenga anclado a este lugar. Algo que sigue preocupándome, algo que me mantiene aquí incluso después de la muerte.

Un nudo se formó en la garganta de Levi, haciéndole más difícil encontrar las palabras adecuadas.

—No quiero que te quedes atado a este lugar por mi culpa. Debes encontrar la paz y seguir adelante.

Syam sonrió con tristeza y levantó la mano como si fuera a acariciar la mejilla de Levi. Pero antes de que sus dedos lo tocaran, retrocedió como si hubiera tocado un fuego invisible.