CAPÍTULO 31

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ROBIN

—La diosa luna ha decidido— habló mi abuela frente a todos —Llegó el momento de traer de vuelta a los nuestros.

Eso hizo que mi corazón dejara de tener un peso encima, mi Noah volvería a casa nuevamente. Los demás gritaron positivamente y algunos lloraron de alegría, sus hermanos, hermanas, madres, padres, hijos e hijas, volverían a casa.

—¡ALABADA SEA LA DIOSA!— gritaron algunos.

—La diosa nos iluminó también— habló mi abuelo —Seleccionó a los más aptos para ir y combatir.

—Los nombraremos y ellos darán un paso al frente— habló, ahora, el abuelo de Zack.

—Zack Frinni— habló su abuela y el Alfa dio un paso al frente, orgulloso de ser nombrado.

—Elyan Bruck— dijo mi abuela y Elyan se paró en frente, al lado de Zack.

—Sean Weber— nombró mi abuelo, el chico que había llegado con su manada hace poco dio un paso al frente y se colocó del otro extremo a Zack.

—Edén Hobs— volvió a nombrar él. Edén, quien estaba al lado mío, caminó hasta el frente,  con un poco de miedo.

De entre los que se encontraban seleccionaron a otros más, todos ellos, alfas de alto rango. Orgullosos colocaron su cabeza bien en alto.

—Alístense— habló mi abuelo —Partimos en la noche.

Dicho eso, todos los demás volvieron a sus labores. Yo tomé a mis hijas y volví a casa, acompañado de Elyan, Edén, Derek y Drago.

—Estoy nerviosa— dijo Edén —Veré a mi tío, a mi hermano y a Jan.

—No tienes por qué estarlo— dijo Derek —El no va a hacerte nada, la diosa luna ya no está de su lado.

—Tengo miedo de que pueda hacerle algo a mi hermano.

—No lo hará, la diosa luna lo protegerá— dije yo, dando una sonrisa —Estoy seguro que la diosa luna protegerá a los nuestros, tu hermano, Jan y Noah ya son parte de los nuestros.

—Tienes razón— susurró y me miró.
—Vallamos a alistarse, no queremos que mi abuelo se moleste con ustedes— caminé más rápido y al llegar a la casa fui a mi habitación a acostar a mis cachorras, mismas que se habían quedado dormidas en el camino.

Después, volví a bajar, para despedir a mi querido hermano Elyan y también a Edén. —Que la diosa luna los proteja siempre— dije dándole un abrazo a Elyan, en primer lugar y luego a Edén.

—Volveremos pronto, Hermano— dijo Elyan, con una sonrisa —Cuida a mis sobrinas muy bien.

—Eso haré, despreocúpate— di una sonrisa, mientras que caminábamos de regreso a la puerta.

—Es hora de irnos— dijo Edén una vez se encontraron en la puerta. Ella salió seguida por Elyan.

—Suerte en el camino— añadí mientras los miraba irse.

Cuando ellos se perdieron de mi vista, cerré la puerta y volví dentro, fui hasta el sofá y me dejé caer, di un suspiro y me quedé pensativo.

Me preguntaba, ¿Cuánto tiempo tardarían en volver? ¿Lograrían traer a los nuestros de regreso? ¿Los nuestros se encontraban a salvo?

Esas y un montón de preguntas más se apoderaron de mi mente. Permanecí en el sofá por al menos media hora más, hasta que Nora despertó y comenzó a llorar. Fui corriendo a calmarla y cuando llegué a la habitación me acerqué a su cuna y la abracé.

—Ya— comencé a arrullarla, eso la calmaba —Mi pequeña cachorra, ya no llores— susurré.

Después de calmarla volví a recostarla en su cuna y permanecí a su lado por el resto de la tarde, hasta que Drago volvió.


(…)


El tiempo pasó muy rápido, los días se fueron volando, se convirtieron en semanas e incluso en meses. Todas las mañanas, me levantaba e iba a esperar a que volvieran, pero no aparecían.

Poco a poco mis esperanzas de que volvieran se perdían. Poco a poco dejé de ir a esperarlos y simplemente continuamos nuestras vidas.

Drago sustituyó a Elyan como Beta, ya que el Alfa también estaba ausente, Drago se encargó de todo, él se convirtió en el líder sustituto.

Mis cachorras crecían rápidamente y cuando menos me di cuenta, ya habían cumplido un año. Su cumpleaños lo festejamos solo Drago y yo, no había nadie más cercano a quien invitar.

Nora comió todo su pastel, pero Lia solo comió la mitad. Drago les entregó muchos obsequios, mis cachorras eran sus únicas sobrinas, así que tenía que consentirlas.

Cuando terminó nuestra celebración mis hijas fueron a dormir, yo recogí los platos sucios y Drago me ayudó a lavarlos.

Me despedí de Drago y entré a mi habitación, él entró a la suya y después ambos fuimos a dormir.

A la mañana siguiente me despertó el alboroto. Fuera de la casa había demasiado bullicio, las personas hablaban demasiado. Era imposible seguir durmiendo, así que me puse de pie y lo primero que hice fue ir a recorrer las cortinas para que la luz del sol entrara y aluzara la habitación.

Miré por la ventana, todos se encontraban reunidos en la plaza, a lo lejos pude observar que un enorme grupo de licántropos se encontraba y entre ellos pude ver a Elyan.

—Volvieron— susurré y me quité de la ventana, tomé mi suéter y mientras me lo ponía, salía de la habitación, abrí la puerta de la habitación de Drago, mismo que dormía como tronco —¡ELLOS VOLVIERON!— grité y él dio un enorme brinco antes de abrir los ojos.

—¿Qué?— cuestionó somnoliento. —¿Qué?— gritó él también cuando entendió a que me refería, rápidamente se quitó la cobija, tomó sus pantuflas y su suéter y salió corriendo de la habitación, yo salí detrás de él y ambos salimos de la casa.

Él corrió directo a abrazar a Elyan, pero yo me detuve a unos cuantos pasos de llegar a donde los demás se encontraban. Pude ver a Elyan, a mis abuelos, los abuelos de Zack, a Edén, al Alfa e incluso a los demás alfas que seleccionaron, pero Jan y Noah no se encontraban entre ellos.

Lentamente caminé hasta donde mi abuela se encontraba —¿Dónde esta Noah?— cuestioné preocupado.

—Tranquilo— mi abuela me miró y sonrió —Él está en la casa del Alfa, Jan también esta ahí. Los médicos se están encargando de su recuperación.

Yo rápidamente me giré y corrí hasta la casa y fui directo a la habitación en la que mantenían a los heridos, abrí la puerta y entré, busqué como loco a Noah y cuando lo hallé corrí hasta él.

—Cariño— susurré, mirándolo.

Él me miró y sonrió —Finalmente— susurró, con fuerzas —Volví— dijo, pero yo solo me abalancé y lo abracé.

Mi amado por fin estaba en casa, todos habían vuelto y el peligro por fin había terminado.

Alfa y Omega   [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora