CAPÍTULO 6

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—Yo no puedo decidir sobre hacer alianzas con otras manadas— lo miré —Eso tienes que tratarlo con el Alfa, no conmigo— di media vuelta y comencé a caminar.

—Espera, Robin— me alcanzó y me tomó del brazo —No quiero tratar esto con el Alfa de tu manada, quiero que sea solo entre tú y yo.

—No hay nada que tratar entre tú y yo— me detuve y lo miré —Habla con el Alfa sobre tu alianza.

Él soltó mi brazo y comencé a caminar en dirección a donde se encontraban los demás.

—¿Ocurrió algo?— preguntó Adel.

—Quiere formar una alianza— miré a Elyan —Es hora de que alguien asuma el puesto de Alfa, ya que el antecesor murió— me acerqué a él y me paré a su costado —Tienes que nombrarlo tú, ya que eres el Beta— continué caminando y fui a sentarme a la silla que ahí se encontraba.

No despegué la mirada de mi hermano —Bien— habló —Reúnanse todos— los demás chicos se acercaron —Debo nombrar al nuevo Alfa, así que, ¿Dónde está Zack?— buscó al hijo del Alfa entre los presentes.

—No lo sé— dijo uno de los chicos —No lo he visto desde la mañana.

—Él se fue— dijo Drago —Por la mañana tomó sus cosas y se fue.

Elyan dio un suspiro —¿Ahora que hacemos? El único que podía ocupar el lugar del Alfa se ha ido.

—Sigues siendo el Beta— habló mi hermana —Tu estas a cargo. Si Zack no vuelve dentro de tres días, tú asumirás el puesto de Alfa. Recuerda que eso es lo que las leyes dictan.

—Entonces que así sea— Elyan me miró —¿Dónde está el tipo?— señalé hacia el bosque.

Me puse de pie y lo guíe hasta donde él se encontraba —¿Cambiaste de opinión?— preguntó Noah en cuanto me vio llegar.
Yo negué y miré a mi hermano, el cual estaba detrás de mi —Él ahora es el Beta y el segundo al mando, así que, si planeas hacer una alianza con nuestra manada, primero tienes que hablar con él.

—Entonces, ¿Quieres aliarte?— preguntó Elyan.

—Ambos tenemos intereses en común— respondió Noah —A ambos nos arrebataron algo y los responsables son los mismos. Ambos queremos recuperarlos así que, ¿Por qué no aliarnos?

Elyan sonrió de medio lado —Y ¿Confiar en una manada extraña? ¿Crees que accederé fácilmente? No voy a arriesgar a los míos solo por un interés en común.

—No somos sus enemigos.

—No sé tus verdaderas intenciones para con esto, así que mi respuesta es no— se dio la vuelta —Regresen por donde vinieron— comenzó a caminar y me miró —Vamos, Robin.

Asentí y miré a Noah antes de ir detrás de mi hermano. Su rostro reflejaba tristeza —Te lo suplico, no estaría aquí sino fuera necesario— se dejó caer al suelo —Ellos se llevaron a mi hermana menor, por mucho tiempo me resigné a perderla, pero Robin me enseñó que podía intentar recuperarla.

Me detuve y me quedé mirándolo —Detente, él te dijo que no haría una alianza contigo. Deja de perder tu orgullo de esa forma.

Las lágrimas que resbalaban por su mejilla hacían que mi corazón se estrujara, que quisiera correr hacia él y abrazarlo, tranquilizarlo.

Elyan también se giró y lo miró de forma superior —Lobo idiota— se acercó a él —No conmoverás a mi corazón solo con eso. Ellos tienen a mi madre y a la persona que admiro, pero no por eso voy a rogarle a cualquier desconocido que me ayude a recuperarlos. ¿Dónde quedará mi maldito orgullo alfa?

—Perdí mi orgullo hace mucho— Noah miró a Elyan —Mi hermana es la única persona que me importa. Tanto tiempo me lamenté no poder hacer nada por salvarla, pero ahora que tengo la posibilidad de hacerlo, perder mi orgullo es lo de menos.

—Solo quieres aliarte a nosotros para recuperar a los tuyos, ¿Cierto?— preguntó mi hermano y Noah asintió —Entonces promete que cuando logremos recuperarlos tú manada y la mía serán completos desconocidos.

—Lo juro— me miró.

Elyan extendió su mano y ayudó a Noah a ponerse de pie. Un trato tenía que sellarse con sangre, o al menos para mi manada era algo sagrado, Elyan sacó una daga y se hizo un corte en la palma de su mano, entregó la daga a Noah y este también hizo un corte. Estrecharon sus manos y así, el trato se había firmado.
Un trato que, si alguna de las dos manadas lo rompía, una maldición por la diosa luna caería en esa manada. Un trato incapaz de romperse.

—Trae a los tuyos— Elyan volvió a girarse —Será mejor estar juntos, así estaremos más seguros— comenzó a caminar y yo lo seguí por detrás hasta llegar a donde los otros se encontraban.

Elyan me ordenó permanecer en el lugar en donde tenían a los heridos, yo era el único que sabía cómo cuidarlos, era el único que sabía cómo asegurarme que sus heridas no se infectaran.

Adel me dijo que esta era la casa del Alfa, así que aquí viviría en el momento que yo me desposara con su hijo. Creo que esta casa sería lo único que me agradaría del hijo del Alfa.

Cuando anocheció, salí de la casa y fui a despejar mi mente. Adel se dio cuenta, pero pedí que no le dijera nada a mi hermano Elyan. No quería que me encerrara de nuevo y esta vez por el resto de mi vida.

Comencé a correr hasta adentrarme al bosque. Me agradaba que la brisa rosara mi rostro. Estando aquí me sentía fuera de la realidad. Podía pasar mi vida así hasta que el día de mi muerte llegara.

—Robin— Noah me llamó por detrás —¿Qué haces aquí?— me giré para poder verlo —Es peligroso.

¿Por qué él? Él era la persona que menos quería ver ahora.

—No es de tu incumbencia— volví a girarme —déjame solo.

—No puedo dejarte aquí solo. Es peligroso para ti estar aquí, alguien puede lastimarte.

—Arruinas mi tranquilidad— caminé de regreso.

Él me detuvo tomando mi mano. Había vuelto eso una costumbre —¿Podemos hablar?

—No tenemos nada de que hablar— lo miré molesto.

—¿Por qué me odias tanto?

—Creo que tú deberías saberlo mejor que nadie. Te odio porque al final eres igual a los demás.

—Perdóname, por favor— me tomó de ambos brazos —No sabes cuanto me arrepiento de haberte dicho eso.

—No tengo nada que perdonarte, Noah.
—Estuve mal, pero ese no era yo. No estaba cuerdo en ese momento.

—No importa— traté de liberarme de él —Solo te pido que a partir de ahora te mantengas lejos de mi y todo estará bien entre los dos.

—Pero, ¿No lo entiendes? Ya no puedo estar lejos de ti. Te necesito con cada día qué pasa.

—Pero yo no te necesito a ti— lo miré.
—Te amo, Robin— susurró mirándome.

—Yo no te amo a ti, entiéndelo ahora.

—No puedo creerte. Sé que aún sientes algo por mi, aún somos Mates. Tú lobo me necesita así como mi lobo te necesita.

—No te necesito— volví a forcejear para poder liberarme de su agarre. —Suéltame y déjame ir— su aroma estaba volviéndome loco, si continuábamos de esta forma terminaría rendido ante él y no quería hacerlo.

—Mírame a los ojos y dilo de nuevo. Si lo haces te creeré y te dejaré ir.

—Yo…— lo miré a los ojos. Sus ojos grises que me envolvían, que me dejaban sin palabras cada vez que los miraba —No…— no podía decirlo, yo no quería alejarlo. No, mi lobo no quería alejarlo. Desvíe la mirada ya que sus ojos me ponían nervioso —Yo no te necesito, Noah.

—Mientes— se acercó y susurró en mi oído.

Mi cuerpo se erizó al sentir su respiración cerca de mi  —Suelta…me— volví a mirarlo.

Mi error.

Sus labios se acercaron salvajemente a mi y se unieron a los míos en un beso que fue correspondido.

Alfa y Omega   [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora