Sobreviviente de la terrible fiebre que acabó con la vida de sus dos hermanos, la sorpresiva muerte de sus padres, lo había dejado solo.
Con una fortuna que él sabía administrar mejor que nadie.
El rey de Corea le había ordenado casarse, si no toda...
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- Buen día - Jimin respondió finalmente. Estaba hacía tantos días apartado de la civilización que casi se había olvidado las reglas de buenos modales.
Taehyung se sintió feliz por haberlo saludado antes que el doncel del castillo de Man Deok-dong lo mirase de frente.
Porque ahora que podía verlo completo, precisaba esforzarse para que su mentón no cayese. El esposo de Jungkook era el doncel más bello que jamás hubiese visto en toda su vida.
Los cabellos sedosos caían sueltos sobre el contorno de su hermoso rostro y más allá una cintura delgada.
Aunque no fuese alto, tenía un cuerpo de líneas armoniosas. Delgado sí, sin embargo con curvas en los debidos lugares. Rostro ovalado, nariz recta, pequeña y estrecha, labios carnosos con forma de corazón, ojos verdes entre grisáceos y amarillos.
Taehyung intentaba desviar la mirada de semejante perfección, pero era imposible. No conseguía creer que esa hermosa visión fuese el esposo de su lord.
Jungkook casi nada había dicho sobre el casamiento, excepto que había sido un arreglo de Namjoon. A pesar de no comprender por qué el rey le concedería un esposo a Jeon, sospechaba que se trataba de un doncel sin propiedades o dinero, alguien a quien sería difícil arreglarle un matrimonio.
Nunca, en sus sueños más locos, se le había pasado por la cabeza que Namjoon pudiese entregar a manos de Jungkook al hombre más hermoso de todo el reino.
¿Qué locura sería esa? ¿Sería que el doncel había caído en el desagrado del rey? ¿Sería un brujo?
Con seguridad había muchas más cosas en esa historia de las que el barón había dejado transparentar. Necesitaba descubrir los detalles que faltaban.
Cuando despertó por la mañana, no tuvo la menor prisa en levantarse para conocer al nuevo lord. Sin embargo, después que lo había visto, había llegado a la conclusión de que apreciaría una larga estadía en Man Deok-dong.
- Mi lord, soy Kim Taehyung, el vasallo del barón. Acabo de volver de un lo viaje de rutina por las tierras de mi lord. Es un placer estar bajo sus órdenes, mi lord. - Él hizo una reverencia tan elegante, que Jimin no puede dejar de sonreír.
- Yo soy Jimin de... Jeon Jimin. Es un placer conocerlo. Sea usted bienvenido.
La presencia de una nueva persona dentro de esas cuatro paredes, en especial de alguien que adoraba contar novedades y hablar sobre el mundo sería como un verdadero rayo de sol, capaz de iluminar su vida sombría.
El vacío y la oscuridad eterna de Man Deok-dong habían sido momentáneamente borrados por la llegada del vasallo.
El tiempo pareció volar mientras los dos conversaban, sentados juntos cerca de la chimenea. Taehyung con una copa de sidra en la mano, y Jimin oyéndolo hablar sobre las tierras del barón y las personas que vivían en la aldea.
