꧁​ᥴꪖ​ρ 22꧂

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Cuando Jungkook despertó y la oscuridad le dio la bienvenida, por un momento se sintió lanzado de vuelta al infierno negro en que había vivido durante tantos meses. Entonces recordó que era el cortinado de la cama y que su visión mejoraba día a día.

Todavía continuaba rehusándose a admitir que esto estaba sucediendo, aún ante sí mismo, que estaba viviendo el proceso de recuperación de la vista; porque no soportaría enfrentar la realidad si sus esperanzas se derrumbaban.

Cada amanecer, Jungkook no esperaba nada más allá de lo que había tenido el día anterior. Sólo le pedía a Dios que la oscuridad total jamás retomarse, pues a pesar de tener a Jimin a su lado, no sabía si sería capaz de descender al infierno otra vez.

Jimin al sentirlo moverse a su lado, él tomó una mecha de sus cabellos entre sus dedos, apreciando la suavidad. Decían que los cabellos de su esposo tenían el brillo de la claridad. Por más que intentaba imaginar ese tono rubio de cabello, reflejándose a la luz del sol, sin embargo no lo conseguía.

Aunque estuviese viendo colores ahora, la tonalidad de los cabellos de Jimin se le escapaba y cuando intentaba verlo, tampoco tenía éxito; porque la imagen querida se rehusaba a tomar forma.

- Hum... Buenos días, Kookie.

¿Cómo era que ese doncel podía estar completamente despierto tan rápidamente, cuando su mente continuaba envuelta en neblinas?

Rozando su cuerpo por el de Jungkook, Jimin saltó fuera de la cama.

- Vuelve aquí, amor - él pidió, sin embargo el cortinado ya estaba siendo abierto. Jungkook cerró los ojos saboreando el momento, sin ninguna prisa para dejar el calor de la cama. Qué bueno era despertar al lado de su esposo y compartir esos primeros instantes de la mañana; antes que las responsabilidades del día se entrometieran. Entonces se veía obligado a enfrentar las largas horas de aislamiento y frustración, mientras su esposo se ocupaba de variadas obligaciones.

-¡Es un bello día, Kookie! - Como obedeciendo a la atracción ejercida por la voz musical, Jungkook abrió los ojos. Por un momento pensó que su corazón iba a explotar en su pecho, tal era la fuerza de los latidos.

Delante de la ventana, inundada de luz, había una visión maravillosa.

Ese era su esposo. No una sombra, ni una mezcla indiscriminada de colores, sino Jimin... La primera imagen en ser captada hacía tanto tiempo. Y no podía creer lo que estaba delante de sus ojos.

Siempre había sabido que se trataba de un doncel adorable. Había oído otras personas elogiar la belleza del doncel del castillo de Man Deok-dong, pero aún así estaba literalmente sin habla. Ni en sus más locos sueños había llegado cerca de la realidad. Jimin era tan bello que le cortaba el aliento.

La luz matinal iluminaba las facciones delicadas y llenas de vida. Los cabellos, tan rubios que parecían tan brillantes que daban la impresión de reflejar a la luz del sol, caían sobre su media espada.

Él estaba desnudo. Atónito, Jungkook apenas había notado ese detalle, pero ahora se maravillaba ante tan grande perfección.

La piel suave como terciopelo tenía un brillo dorado, sus pectorales bien definidos y sus pezones erguidos y rígidos a causa del frío. Cintura estrecha, piernas esbeltas y bien torneadas. Sólo de admirarlo quedaba excitado de una manera casi dolorosa.

Sin embargo, por más que lo desease, Jungkook temía romper el encantamiento haciendo cualquier movimiento brusco. No soportaría verlo desaparecer en una nube de colores y jamás volver a verlo con nitidez.

Con la atención centrada otra vez en su rostro angelical, Jungkook concluyó que jamás había visto tanta belleza.

Por un largo instante permaneció inmóvil, casi sin respirar, absorbiendo la imagen de su esposo como un hombre sediento. Aún si viviese cien años, nunca más se olvidaría de ese momento.

꧁ᎬᏞ ᏟᎪᏴᎪᏞᏞᎬᎡϴ ᎡϴᎫϴ꧂ ꧁𝘬​ꪑ꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora