Capítulo 15

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Duele, en verdad duele

Izuku estaba sentado en la silla del escritorio de Kacchan, tenía sus piernas recogidas uniendo sus pies con las manos,  formando un triángulo. Con una mano se sostuvo del escritorio y se dio un pequeño impulso para hacer girar la silla, mientras daba vueltas veía toda la habitación de Kacchan en el proceso, quería memorizar cada detalle por si acaso. Aún si las cosas habían mejorado mucho entre ellos el temor de que un día todo eso acabara le estrujaba el pecho. 

Había pasado poco más de un mes desde aquella charla en el árbol a la luz de la luna, en ese tiempo ambos habían entrado en una cómoda rutina de entrenar juntos por la mañana y de vez en cuando se reunían por la noche en el cuarto de Katsuki a jugar videojuegos o a perder el tiempo de cualquier forma. Eso era algo extraño, muy extraño. ¡Kacchan perdiendo el tiempo! A pesar de que no era la primera vez que estaba en la habitación del cenizo el simple hecho de estar allí sin que lo hubiera sacado a patadas y gritos lo seguía impresionando. Esa noche no tenían nada que hacer, no había trabajos o exámenes pendientes, no había entrenamientos y todo apuntaba a que sería una noche muy  muy aburrida, por eso Izuku había ido a la habitación de Kacchan, para salir de su agonía. Al principió Kacchan lo rechazó, diciéndole que no era un puto payaso para hacerlo reír cada vez que estaba aburrido, pero luego de un rato lo convenció de dejarlo entrar. Katsuki le dijo que estaba ocupado leyendo, así que si hacía ruido o lo distraía lo mandaría a volar. 

Estar en la habitación de Kacchan y verlo leer en completo silencio no era precisamente la actividad más divertida del mundo, pero Izuku pensó que era mejor a estar en su cama viendo el techo así que le aseguró que no haría ruido. Ni siquiera su celular pudo sacarlo de su monótona noche pero estar allí ahora, en el cuarto de su amigo de la infancia, lo hacía sentir todo más ligero, más fácil. Las últimas semanas se sentían como si nunca se hubieran distanciado. No hacían nada particularmente extraordinario ni pasaban grandes cantidades de tiempo juntos, pero estar con Kacchan se sentía genial, ambos se entendían a la perfección. Todavía tenían mucho camino por recorrer, eso sin duda, pero a Izuku le parecía increíble lo fácil que se habían adaptado a su nueva convivencia. Incluso le era difícil recordar cómo antes se la pasaban alejados, apenas hablando entre ellos, ya ni siquiera pensar en estar en su habitación. 

La línea de pensamientos que tenía Izuku en ese momento lo hicieron sonreír, aún dando vueltas en la silla con los ojos cerrados echando la cabeza hacia atrás y sus manos nuevamente tomando sus pies. Se veía simplemente adorable, era lo que pensaba Katsuki mientras no podía evitar mirar de reojo al peliverde. Solo lo había mirado un par de veces, o más veces, da igual. Quién hubiera pensado que acabarían así, luego de todo lo que le hizo a Deku allí estaba. Sentado en la silla de su escritorio dando vueltas y sonriendo por quién sabe qué estupidez, maldición, no era saludable para su tostado cerebro pensar que Deku lucía adorable, tenía que hacer algo. 

-Te ves espeluznante como la mierda sonriendo así de la nada, y deja de dar vueltas, me estás dando un jodido dolor de cabeza.-le dijo aún acostado en su cama, sin quitar la vista de su libro. 

Escuchar a Kacchan hablar de la nada lo sacó abruptamente de sus pensamientos, bajó sus pies y apoyó su mano sobre el escritorio para usarlo de freno, dándole la espalda al cenizo. Sin decir palabra y aún de espaldas se empujó con sus pies hacia atrás y cuando calculó que estaba lo suficientemente cerca de la cama de Kacchan inclinó su cabeza hacia atrás para poder verlo . 

-¿Eso quiere decir que Kacchan ha estado viéndome?-dijo Izuku con una sonrisa.

El peliverde juró ver como Katsuki se sonrojaba, pero lo distrajo la enorme vena que sobresalía de su frente, amenazando con explotar en cualquier momento. 

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