Capítulo 26

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Lo que siento 

A la mañana siguiente los chicos se levantaron temprano, desayunaron junto a Inko y le ayudaron a recoger todo antes de irse. La peliverde les pidió que se quedaran algo más de tiempo, pero los chicos sabían que era mejor irse, porque aunque nada había dado indicios de que alguien los estuviera vigilando preferían volver a UA antes que ponerla en peligro. 

La mujer se despidió de ambos con un abrazo, deseándoles lo mejor, y pidiendo que la visitaran en cuanto fuera posible. 

-Volveremos pronto tía, aún tiene que enseñarme el secreto de su katsudon, estoy seguro de que el nerd lo apreciará.

Izuku solo podía ver a su novio con fingidas lágrimas en los ojos, orgulloso de que su novio pensara en él.  

-Será un placer querido -contestó ella con una sonrisa.

-Adiós mamá.

-Adiós Izuku, cuídense sí. Avísenme cuando lleguen. 

Ambos asintieron y se pusieron en marcha. 

Mientras caminaban a la estación, los acontecimientos de la noche anterior aún daban vueltas en la cabeza del cenizo, quien se sentía extrañamente feliz a pesar de la intromisión de sus padres en una cena que inicialmente iba a ser para ser presentado oficialmente como la pareja de Izuku. 

Quizá después de todo eso no fuera necesario, porque todo se sintió como en casa, como si todos fueran una familia. Su mente viajó a los recuerdos de la infancia en donde solía visitar a los Midoriya con frecuencia. Recuerda que disfrutaba la comida de Inko porque sabía mejor que la de su mamá y no había podido volver a probarla hasta ahora. 

Pudo vivir muchos momentos como aquel de no haber sido tan idiota, pero ya no servía de nada lamentarse. Porque, aunque nunca pensó en que las cosas se arreglarían con Inko, ahora era su suegra y probablemente pasarían más tiempo juntos. Ambos podrían disfrutar de la cocina juntos y aprender de ella las cosas que a Izuku le gusta comer, compartirían chismes mientras preparan todo y se volverían cada vez más unidos. 

-Pareces feliz, Kacchan -mencionó Izuku, quien había estado observando complacido como su novio parecía estar sonriendo por algo que estaba pasando en su cabeza. Pero fuera lo que fuera, agradecía que pusiera esa hermosa sonrisa en su rostro. 

-Lo estoy -admitió- me siento feliz.

-¿Puedo saber por qué? 

-No seas chismoso, Deku.

-Se me ha pegado de estar contigo.

Katsuki le dio un ligero empujón e Izuku comenzó a reír, devolviéndole el gesto. 

-¡Kacchan! No seas malo, cuéntame.

Y así entre risas y juegos ambos chicos iban por la calle camino a la estación, sin saber que a lo lejos alguien los observaba.

-Te lo dije, no hay espacio en su vida para ti, solo jugó contigo mientras esperaba tener una oportunidad con él, solo te buscó como un mero reemplazo suyo.

La voz de aquel viejo decrépito seguía sonando en su cabeza mientras observaba la escena a la distancia. 

Su amor, su Izuku, con aquel molesto cenizo.

Tomar la sangre de ese niño bonito antes había sido pan comido, pero no podía usar el mismo truco dos veces. Además, no quería ser descubierta aún. 

Gracias a su don y los que recibió de aquel anciano podía ocultar su presencia mientras estuviera lo suficientemente lejos. Pero la ira que bullía en su interior al verlos tomados de la mano realmente la tentaron de mandar todo a la mierda. 

Para merecerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora