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Marzo

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Marzo.


Hoseok despertó con los rayos del sol cubriendo su rostro y el cuerpo desnudo del omega que se había convertido en su amante desde hacía un tiempo. Aún adormilado, se sentó sobre la cama y bostezó por el descanso corto que le había tocado. Sin percatarse de su amante, se puso de pie, se duchó rápidamente y se acomodó el uniforme que siempre debía portar para visitar el palacio real y comenzar con sus obligaciones.

Apenas se dirigió a la puerta, la voz adormilada de Minjun lo llamó desde el lecho. Hoseok lo observó de soslayo y suspiró pesadamente antes de acercarse y dejar algo de dinero sobre el buró para que pudiese realizar las compras respectivas de la semana, las cuales harían falta si el alfa se aventuraba a visitar la cabaña con frecuencia.

―Tendré la cena lista ―mencionó con una ligera sonrisa―, si vienes a pasar la noche aquí, claro.

Hoseok negó y acarició su cabello con suavidad.

―No dormiré aquí en un par de noches. El líder me necesita para los asuntos del pueblo. Lo más seguro es que duerma en mi habitación dentro del palacio.

―Como desees, alfa.

No hubo más intercambio de palabras o alguna caricia de amor entre ellos, solo un asentimiento ligero y una despedida rápida. Su relación siempre fue así: furtiva y escasa de amor. Se deseaban y, posiblemente, se necesitaban para apaciguar la soledad que los consumía. Pero, fuera de ello, no existía más. Hoseok era un alfa solitario y no era fanático de las relaciones largas o el establecimiento de una familia. No buscaba más que unas cuantas noches de satisfacción con algún omega que llegaba a gustarle y una despedida al amanecer que no buscaba una repetición.

Con Minjun, sin embargo, fue algo diferente. Si bien habían prometido no volver a verse –mucho menos acostarse–, para Hoseok le había resultado difícil dejarlo ir. Lo conocía desde hacía muchos años, había sido un amigo de su anterior prometido, y no se había relacionado con él hasta que el omega fue abandonado por su alfa. La tristeza de Minjun se sumó a la soledad de Hoseok y dio como resultado aquella relación extraña que mantuvieron durante un tiempo. Después de unos meses, el alfa se cansó de verlo a escondidas de sus vecinos, por lo que alquiló esa cabaña por una temporada para tener privacidad y una cena esperándolo al anochecer. De esa manera, también, protegía a Minjun de las habladurías y las ofensas de los omegas del pueblo, quienes lo minimizarían por mantener una relación informal con uno de los hombres más leales del gran alfa de la manada.

La relación era estable –si se le podía considerar así–, por lo que Hoseok no se veía en la necesidad de terminarla.

Después de despedirse, se subió al caballo que esperaba por él y se dirigió al palacio real. Allí lo esperaba Jungkook, el joven alfa de la manada que había ascendido al trono recientemente y que necesitaba siempre de su consejo para la toma de decisiones. Su padre, el gran alfa anterior, había salido de viaje por asuntos políticos, por lo que solo se encontraban en el palacio Jungkook, su madre y su prometido Jimin.

Love Story ; hopev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora