Love Story ; hopev.

20.

La mañana en que Taehyung le dijo adiós a su familia y manada, el sol no había estado a su favor. El día le había recibido con las nubes cubriendo al majestuoso dios que parecía no estar del todo de acuerdo con su decisión, mientras una brisa fría recorría el pueblo a temprana hora. Parte de la niebla que llegaba de las montañas más altas había descendido hasta el bosque, convirtiéndolo en un lugar lúgubre y lleno de terror, incapacitando a varios de los pobladores a caminar por allí, por miedo a perderse.

Parecía que todo se mantenía en su contra ese día, pero ni siquiera aquello logró hacerlo cambiar de opinión. Taehyung ordenó la poca ropa que llevaría a la manada Jeon, siendo escasos los accesorios planeados a incluir en el equipaje improvisado de aquella mañana. Tenía apenas unas joyas, coronas de flores y el collar que le había regalado su padre en su cumpleaños número 15, el cual gozaba de un valor especial para el omega desde que le reveló su significado.

Ordenó todo en su habitación por primera vez desde que había dejado que las sirvientas lo hicieran por él, pues creía que debía encargarse de sí mismo a partir de ese momento. Dejó en el armario sus ropas más finas, elegantes y costosas, sin atreverse a llevar alguna a la manada Jeon, en un intento de desprenderse de su título como príncipe heredero de los Kim. Y colocó almohadas en su cama, para que nadie sospechase de su ausencia dentro de la habitación y pensara que estaba dormido, el tiempo suficiente para que pudiese escapar de allí sin ser detenido en el proceso, junto a una carta dirigida a su padre, donde le explicaba parte de sus razones para huir.

Posterior a ello, Taehyung tomó las telas que envolvían sus pertenencias, se colocó la capa color negro y alistó sus botas para salir del palacio antes de que su padre despertara a tomar el desayuno. Presuroso, ató la cuerda que había hecho con algunas sábanas y afianzó el agarre con nudos para que pudiesen sostenerlo al bajar. La dejó caer hasta que la punta tocó el césped trasero y, tomó aire para empezar a bajar. Antes de que iniciara su recorrido, sin embargo, la puerta de su recámara fue abierta de improviso, haciendo que un miedo inmenso recorriera su cuerpo y lo frenara de toda acción apresurada.

―¡Mi señor! ―la voz de Minseok se escuchó desde el interior de la habitación.

Taehyung soltó el aire que había estado reteniendo cuando lo escuchó llegar y se percató de que Minseok se encontraba obstruyendo la entrada con uno de sus muebles.

―¿Qué haces aquí? ―cuestionó el omega en cuanto lo vio ingresar al balcón.

―Acompañándolo en su aventura ―respondió Minseok, mientras acomodaba la vaina de su espada.

―¿Acompañarme? ¿Estás loco? ―susurró, exaltado―. Regresa a tu habitación.

―Usted me involucró en esto cuando me obligó a llevarlo anoche a la casa de los Jeon ―respondió el beta―. ¿Qué cree que pasará conmigo cuando sepan que ha huido de la manada? Van a castigarme.