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Diciembre

Hoseok gruñó en dirección de sus enemigos, advirtiendo del peligro que los acecharía si lograban dar un paso más. Los demás soldados, convertidos también en lobos, avanzaron dos pasos hacia su líder, mientras amenazaban con sus filosos colmillos al ejército contrario, el cual ya se hallaba con demasiadas bajas para ese momento. Los enemigos se detuvieron por un minuto, analizaron las probabilidades que tenían de ganar ese encuentro y se mantuvieron en su sitio por más tiempo del esperado. Hoseok creyó que esa acción representaba el primer paso de su rendición, pero el líder de aquel pequeño ejército ordenó el ataque inminente, lo que obligó a los cambiaformas a ir en contra de los Jeon.

Jung sintió cierta pena por sus enemigos, pues había advertido en ellos una porción de sensatez al intentar detener aquella batalla absurda, tras meses de enfrentamientos y enemistades; sin embargo, como guerreros leales a la corona, debían seguir las órdenes de sus líderes, incluso si eso significaba entregar sus vidas para que ellos quedasen satisfechos. No tenían elección alguna y, por esa razón, tras ir en contra del ejército Jeon, la derrota fue lo único que saborearon.

No pasó mucho tiempo para que el líder del bando enemigo decidiera retirarse con los pocos hombres que tenía, ni pasó mucho tiempo para que los Jeon, junto a sus aliados, decidieran invadir el territorio enemigo, venciendo a los pocos escuadrones de guardias que les quedaban. Incluso los aliados sureños de aquella manada se habían retirado de la batalla en el momento oportuno, dejando a sus enemigos más vulnerables que en un inicio. Hoseok se cuestionó sobre esa decisión, pues era muy poco común que algo así pasara en medio de una pelea, pero solo bastaba ver la arrogancia del líder vecino para saber que los sureños solo se habían aprovechado de sus ansias de poder para generar una pelea que tenía un ganador fijo desde el inicio.

Durante un instante, Hoseok pensó que lo mejor sería volver a casa sin cometer más daños en contra de la manada, pero la ley del ganador siempre pedía un botín de guerra, por lo que no les fue demasiado extraño que reclamaran aquellas tierras como suyas ni que saquearan su tesoro imperial cuando lograron llegar hasta el palacio principal. Jung solo abrió el camino, junto a sus soldados, para que los líderes tomaran todo lo que deseaban y aprovecharan la inminente victoria obtenida tras meses de lucha insaciable.

Jungkook ingresó a la manada, estoico, sobre su hermoso y fornido caballo, observando a los pobladores vecinos desde su posición, mientras ellos se mantenían arrodillados frente a sus nuevos conquistadores. Tras Jeon se aproximaron los líderes aliados, quienes no dudaron en observar silenciosamente todo el caos que se fue formando en el pueblo, debido al pánico colectivo por ver caer a su líder de manera tan repentina.

―Generó tantos problemas para portarse de manera tan cobarde al final ―comentó Jungkook desde su posición.

Los murmullos comenzaron alrededor de los líderes. Jeon se bajó del caballo una vez que los pobladores se quedaron en silencio (amenazados por los soldados, por supuesto) y se aproximó al punto central del pueblo, donde Hoseok lo esperaba, aún en su forma lobuna, con el rey enemigo como prisionero.

Love Story ; hopev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora