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«Nuestro líder es Kim Jaeyoon».

Esa sola frase desarmó por completo a Namjoon, quien no se esperaba volver a escuchar noticias sobre su hijo mayor, a quien había perdido hacía cuatro años. Le resultó difícil mantenerse de pie, por lo que decidió tomar asiento, en silencio, mientras se percataba de la relación entre la insignia expuesta en el pecho del hombre y el dibujo que una vez había visto en la habitación de su hijo. No era tan magistral como sus bocetos del pueblo, pero poseía un significado sentimental para Jaeyoon, tanto que le pareció incluso irónico que lo hubiese escogido como el distintivo de su manada.

En el dibujo se hallaban las montañas de la manada Kim, las que usualmente se cubrían de nieve en las alturas y se mostraban bellas en otoño, acompañadas de un campo de colores nítidos, y, en medio, un grupo de prímulas que viraban en dirección de las montañas, como si estuviesen recibiéndolas de un largo viaje. A Namjoon le pareció un hermoso paisaje, aunque fuese pequeño, pero nunca se atrevió a preguntarle por qué había pintado exactamente ese panorama.

No fue hasta que, una tarde, cuando Namjoon salía de su oficina para regresar a su habitación, tras pasar por el estudio de su hijo, escuchó la respuesta que había estado esperando, pero dicha hacia una persona completamente distinta a él.

―Las prímulas son las primeras flores que nacen en primavera ―dijo en aquel entonces―; son demasiado llamativas y hermosas a la vista. No necesitan de un sol extremo para florecer, solo del clima adecuado y un cuidado gentil. Pensé que sería bueno pintarlo en medio de las montañas, porque aquí es donde pertenezco y es aquí donde te encontré.

Se formó un silencio en el interior del estudio, y Namjoon no pudo escuchar más por unos segundos. No conocía a la persona que estaba dentro de la habitación, pero pudo hacerse una idea cuando su hijo volvió a decir:

―Las prímulas también simbolizan esa renuncia a la vida cuando se pierde a la persona que se ama; y, por eso, lo dibujé junto a las montañas, porque incluso si llegamos a separarnos en algún momento, tendrás la certeza de que eres mi hermosa prímula, y nunca podría vivir sin ti.

Viéndolo ahora, en la insignia de una manada que, probablemente, él había creado en su exilio, podía percatarse de la razón detrás de su elección.

Namjoon intentó no llorar por el recuerdo de su hijo, y se aferró a la posibilidad de que no existía veracidad en las palabras del contrario, de que Jaeyoon seguía desaparecido, en algún lado de la región, y que ese dibujo no era más que una sola coincidencia; debido a la impresión que le habían causado sus palabras.

―No es posible ―murmuró con temor―. Mi hijo ha estado desaparecido hace cuatro años, él no puede ser líder tuyo.

―Lo es, mi Señor ―volvió a decir el hombre―. Él ha sido nuestro líder desde hace un par de años, después de llegar a nuestro pueblo herido y moribundo. Al principio, se negó a permanecer como el gobernante de nuestra pequeña manada, pero terminó aceptando cuando nos vio en peligro. A pesar de su insistencia por decir que no se quedaría para siempre en nuestros territorios, aprendimos a respetarlo y verlo como nuestro líder.

Love Story ; hopev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora