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Horas antes

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Horas antes...

Taehyung observó por el balcón de su habitación hacia el horizonte que se levantaba en plena mañana. La brisa fría de aquel nublado día paseó por su rostro y causó un ligero estremecimiento en su cuerpo, obligándole a rodearse a sí mismo con ambos brazos para soportar un poco el clima. Soltó un suspiro ligero cuando pudo ver, a la lejanía, las fronteras de la manada Jeon repletas de tiendas de campaña, las mismas que usaban para resguardar a los líderes y el ejército que habían reunido. Era una diminuta parte de todas las que existían en la frontera, pero Taehyung pudo observarlas, en ese panorama sombrío que a la lejanía parecía cubierto por la niebla, como si estuviesen evitando que observara más allá, en los acontecimientos que estaban por suceder.

Por un momento, pensó que todos allí estaban luchando por su culpa, que los soldados que se enlistaron en la guerra podrían morir a causa suya, por un conflicto que debió solucionarse con una simple plática. Ciertamente, no culpaba a su padre de lo ocurrido, por mucho que lo deseara, pues conocía parte de sus intenciones al ir con su ejército hasta la manada Jeon: quería recuperarlo, aunque eso fuese en contra de los propios deseos de su hijo. Por eso, había reunido a todos sus aliados, porque creía que era necesario mostrar su fuerza para hacerlos ceder, pero Hoseok había determinado desde un inicio que no iba a ceder tan fácilmente. Incluso, cuando había pensado numerosas veces en acabar con eso y enviarlo a su manada, el alfa se había retractado de inmediato, pues no deseaba perderlo.

Para Taehyung aquello significaba que el hombre lo amaba y deseaba tenerlo en su vida para siempre, algo que hubiese adorado en demasía si todo el asunto no hubiese llegado muy lejos.

Si su padre ganaba y masacraba a toda la manada Jeon desde sus fronteras hasta el palacio, ¿podría perdonarlo de haberle hecho daño a un pueblo que no lo merecía? ¿podría siquiera volver a verlo tras saber que su alfa había muerto a causa suya?

Y si era Hoseok quien terminaba acabando con su padre y la manada Kim, ¿podría amarlo después de saber que su progenitor había sido asesinado por sus manos? ¿tendría el valor suficiente de vivir a su lado hasta sus últimos días conociendo el pecado que había cometido?

Taehyung se hallaba en una encrucijada absoluta, pues no deseaba perder a ninguno de los dos. Ambos eran importantes para él; tanto su padre como su pareja gozaban de todo su afecto y amor, por lo que esa lucha causaba un dolor profundo en su alma, pues reconocía su posición dentro de todo ello.

―Si continúa aquí, puede pescar un resfriado. ―La voz de Minseok se escuchó tras él. Taehyung giró en su dirección y le sonrió con tristeza―. No es una bonita mañana para permanecer en el balcón, mi Señor.

El beta lo cubrió con una manta, mientras dejaba a su lado una pequeña taza de chocolate caliente.

―Los dioses no parecen contentos con lo que está ocurriendo, Minseok-ssi ―comentó el menor―. Hasta el cielo se mantiene gris por esta guerra.

Love Story ; hopev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora