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Hoseok observó el techo de su habitación por décima vez en el día, mientras la idea de su pronta partida se materializaba con tristeza en su mente

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Hoseok observó el techo de su habitación por décima vez en el día, mientras la idea de su pronta partida se materializaba con tristeza en su mente. Desde aquel día, en el que sostuvo a Taehyung en sus brazos para que se desahogara de toda la presión colocada sobre sus hombros, intentó tener oportunidades de encuentro con el omega, pero este parecía no desear verlo de ninguna forma, pues todas sus cartas no habían tenido respuesta alguna.

Pensó que el problema con su familia lo había limitado y, por eso, trató de ser lo más paciente posible. Pero, cuando pasaron dos días y no encontró respuesta alguna de su parte, empezó a sentirse inquieto. Su lobo estaba demasiado nervioso con todo el asunto y lo impulsaba a salir corriendo en busca del azabache, aunque este no quisiese recibirlo. Hoseok, sin embargo, era demasiado correcto en sus movimientos, por lo que no hizo nada más que esperar a una respuesta con la misma paciencia que tuvo Taehyung para ser correspondido, pero nada ocurrió.

Cuando pensó que era momento de actuar, las malas noticias de la manada Jeon ensombrecieron sus decisiones, obligándolo a finalizar con esa visita de manera imprevista y sin resolver los problemas que ambos tenían. No podía acercarse al palacio sin una buena excusa y pedirle una última cita iba a ser demasiado arriesgado, por lo que no pudo más que tomar la pluma y escribirle una carta breve de despedida donde le deseaba lo mejor, a pesar de que se le iba el alma en pedirle que no estuviera con otro alfa después de su partida.

Pensó en la reacción del omega tras esa carta, en la mirada triste que colocaría cuando leyese las últimas líneas y se percatara de que todo entre ellos acabaría. Podía recrear en su mente la reacción que tendría, y nada le dolió más que ello.

―En algún momento iba a suceder, Hoseok ―se dijo a sí mismo, mientras observaba el techo, en completa soledad―. No ibas a quedarte toda la vida en esta manada.

Su deseo era permanecer allí un tiempo más, el suficiente para que todos los alfas que buscaban la mano de Taehyung regresaran a sus respectivos hogares y no existiese más problema que la soledad sentida tras su partida y el anhelo de volver a verse algún día. Pero, todo había cambiado de un día para otro y adaptarse a los cambios le sentaba fatal. No quería irse, pero era el destino al cual estaba condenado, por ser alguien de una manada extranjera.

Cansado de pensar en ello, Hoseok trató de encontrar el sueño perdido, pero no pudo hallarlo en ningún momento, incluso cuando cambió de posiciones sobre la cama en búsqueda de una comodidad que le parecía lejana. Se sintió frustrado por ello y, por eso, decidió salir de su habitación para dirigirse hasta la pequeña cocina de la casa y beber un vaso de agua. Su acción, sin embargo, se vio interrumpida cuando alguien llamó a la puerta inesperadamente.

Jungkook salió de su habitación, intrigado por la visita nocturna.

―¿Quién será a esta hora? ―cuestionó el castaño, mientras se colocaba la camisa.

Love Story ; hopev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora