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Para nadie era un secreto que ver a Ramsey transformar una chispa en llamas, podía desatar el peor de los infiernos.

—¿Qué crees que estabas haciendo, Wylan? —preguntó él, todavía furioso—. ¿Jugar con ellos, acaso?

—Mi padre, ellos saben dónde está mi padre.

Aunque no comprendía las palabras del brujo antes de que muriera, ¿qué quería decirme en realidad? ¿Qué no confiara en los humanos? ¿O en mis propios amigos?

Me sentía tan confundido.

Korben me miró como si hubiese perdido la capacidad de pensar y razonar.

—Menuda tontería es esa. ¡Ellos están aquí para matarte! —exclamó.

—Asael…. tenemos que ayudar a Asael —repuse, recuperando la estabilidad.

Ramsey se detuvo y me dio un asentimiento de cabeza, dándome a entender que él se encargaría del asunto.

Korben se quedó conmigo otro rato más.

—No duden en dejar a nadie vivo —fue todo lo que les dije.

Archer y Lawson fueron los siguientes en aparecer, se miraban imponentes y eso me generó una angustia porque no podía dejarlos enfrentar a los brujos.

Lawson tenía el rostro salpicado de sangre y la mano cubierta de tierra y un poco de sangre entre los dedos. Archer solo tenía rasguños en toda la cara y parte del cuello, como si hubiera tenido un enfrentamiento poco habitual para un cazador. 

De todas formas no podía dejarlos hacer esto solos.

—Wylan…

—¿Dónde están los humanos? —le pregunté.

Lawson abrió la boca y se quedó callado.

—¿Dónde están? —le espeté.

—No los pudimos proteger a tiempo.

Mis ojos se abrieron de par en par ante la sorpresa.

—¿Cómo dejaste que eso pasara?

—¡Eran muchos! —exclamó Archer, con el ceño fruncido—. Nos acorralaron, intentamos protegerlos, pero no pudimos.

—Sabes que no puedo ser de mucha ayuda —dijo, torciendo el gesto—. Pero haré lo que pueda.

Negué con la cabeza, diciendo:

—Tengo que ayudar —le dije a Lawson—. Archer, ven conmigo. Ahora.

Él me miró y asintió.

A lo lejos pude ver a Ramsey atacar una vez más, expulsando ráfagas de fuego.

Archer se unió a él, acabando con los que intentaban atravesar el muro hecho de llamas.

La ventaja de poseer aquella habilidad, es que era imposible dejar algo con vida mientras es consumido por las llamas.

Podías incinerarte en cuestión de minutos de forma dolorosa.

Ahora, las desventajas es que el fuego, una vez que alcanza algo seco, se propaga de forma acelerada y es difícil controlarlo, a menos que hubiese agua cerca. De lo contrario, todo se consume rápido.

Y el bosque se estaba incendiando con nosotros atrapados en él.

Todo era un verdadero caos, podía escuchar gritos, jadeos, el ruido del fuego consumiendo las ramas secas y el estruendo de los relámpagos cayendo como si fuesen aguijones largos y llenos de fulgor ardiente.

Ramsey aún no se detenía y el fuego tampoco.

Asael y Korben usaron el aire a su favor, levantando de forma temporal una barrera que hizo precipitarse a alguno de los brujos. El polvo los envolvió y los cegó, algunos buscaron la manera de rodear la barrera y otros seguían atrapados, se estaban ahogado y tosían.

El ritmo de la tormenta | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora