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Desplacé la mirada en dirección a Asael, que estaba igual de asombrado que yo, luego hacia mis compañeros que seguían con los ojos vendados y por último observé a Selene, que se abrazaba a sí misma.

Akos estaba a su lado, sentado y quieto como de costumbre.

El resto de los brujos no mostraba signos de alteración o asombro, solo mantenían la mirada inexpresiva fija en Ewan y Lynn, porque en cualquier movimiento extraño que notaran, ellos actuarían inmediatamente.

Y estaba seguro que acabarían con cualquiera que se interpusiera.

—¿Tú mataste a Citra y Aldous? —le pregunté a Lynn.

Caí en cuenta que los rasguños, las heridas en su cara y la sangre salpicada tano en él como en Archer, no fueron causados por los Brujos Negros y caí en cuenta que los humanos se resistieron antes de morir… a manos de los dos.

Él solo me sonrió.

—Suplicaron por sus vidas, pero no les sirvió de nada.

—¿Por qué no mataste a Selene?

—Logró escapar. No vi dónde se escondió, pero cuando salió de su escondite y se quedó contigo, vi que la oportunidad de acabar con ella se había esfumado.

Después de escucharlo hablar, otro recuerdo vino a mi mente.

La muerte de Ramsey no fue casual, porque la lanza iba dirigida hacia Lawson, no a mí.

Él aprovechó la distracción y por eso me empujó para que mi amigo terminar recibiendo el disparo.

—Dejaste morir a Ramsey, no querías que abriera el portal.

—Sí, bueno. Como no pude matar a Selene, alguien más tendría que ser el siguiente. Por desgracia Ramsey estaba justo en el momento indicado.

Todo empezaba encajar.

No lo veía claro, porque la misma venganza me había cegado por completo y estaba inmerso en mi propio mundo.

Las señales estuvieron bailando frente a mis ojos y yo preferí ignorarlas.

Me sentía decepcionado de mí mismo.

—Lynn quería que el asesinado fueras tú, estaba tan cerca de conseguirlo, pero sabía que si lo hacía, se darían cuenta y estaría acabado —comentó Ewan y tenía razón.

—Lawson… o tú sabías que no podía hacer un portal, me lo dijiste y no presté atención a ese detalle.

—Mi error fue abrir la boca, se suponía que nada de esto tendría que haber pasado. Mi plan se derrumbó luego de que me mandaste quién sabe dónde —contestó Lynn, lleno de tranquilidad.

—¿Archer trabaja para ti? —pregunté, sin asimilarlo—. Creí que era mi amigo, que era amigo de Ramsey.

—Tú traicionaste a Xander, él me dijo que no sentía culpa alguna al hacer lo mismo.

No me importó ignorar la orden de mi padre.

Me acerqué a Lynn, necesitaba estar cerca de él y escuchar sus palabras tanto como podía, eso me haría entender muchas cosas.

—¿Por qué no me llevó de nuevo a Eryldium? ¿Por qué no simplemente me mandó a traer?

Ya estaba de pie justo delante de él.

Levantó la vista y me miró a los ojos, lleno de furia.

—Fácil, él quería deshacerse de ti. Dijo que estaba cansado de tus tonterías, de tus atrevimientos y tenerte lejos fue un regalo caído del cielo. Me ordenó matarte en el momento indicado, lástima que no tuve tiempo.

El ritmo de la tormenta | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora