Estaba por retomar la conversación, pero una voz decidió que era mejor interrumpirme.
—Wylan, tu padre quiere hablar contigo —dijo aquel hombre de pie en la entrada del refugio—. Ven conmigo, tu amigo puede venir, si así lo prefiere —repuso, viendo detenimiento a Asael.
—¿Tiene que ser ahora? —le pregunté al hombre.
Él asintió.
—Ahora, y mencionó que era de interés urgente —agregó, sin siquiera mostrar alguna emoción en su rostro.
—Iremos…
—Bueno, pues no hay que hacerlo esperar, entonces —contestó Asael, encogiendo los hombros.
¿En serio? Creí que Asael se negaría y armaría un escándalo, pero decidió hacerlo más fácil, accediendo de inmediato.
Me aclaré la garganta en lugar de reírme, no quería dejar en evidencia mi nerviosismo.
Mientras tanto, Asael se puso de pie y sin emitir palabra, le dio un abrazo a Selene y acarició la cabeza de Akos, el perro movía la cola, sin saber que esa podría ser una amarga despedida o un hasta pronto indefinido.
Mi amigo salió del refugio y se plantó en la entrada, esperando que yo hiciera lo mismo.
El corazón se me aceleró y mi respiración se contrajo, aún no procesaba el hecho de que si la misión fallaba, muy seguramente sería la última vez que nos veríamos y nos hablaríamos, sin embargo, así que me obligué a controlar reacciones.
Todo saldría bien, estaba seguro de eso.
—Cuídate mucho, Wylan —dijo Selene mientras me despedía de ella—. Ya sé lo que va a suceder, pero no te preocupes por mí —repuso, conteniendo las lágrimas.
—Yo… ¿necesitas alguna otra cosa?
Ella negó.
—Nada me hace falta porque gracias a ustedes, ahora tengo todo aquí —contestó, señalando a Akos—, y también aquí —repuso, señalando su corazón—. Estaremos bien, Wylan. Haz lo que debas hacer.
¿Ella ya sabía que mañana cometería traición, una vez más, y atacaría a mi propia nación?
Los rumores habían corrido más rápido que la misma corriente de agua.
—Sé que estarán bien, de todas formas le pediré a mi padre que se quede alguien para protegerte a ti y a Akos —le dije a Selene, ella solo asintió.
—Te deseo mucha suerte, Wylan —repuso ella.
—Gracias, muchas gracias.
Selene alzó la mano derecha a la altura de sus hombros y luego se la llevó al pecho.
—Hasta pronto, Wylan —murmuró.
Imité su gesto sin saber con exactitud cuál era su significado.
—Hasta pronto, Selene —contesté.
Me di la vuelta y salí del refugio, con Asael pegado a la par mía.
Caminamos despacio, pues no teníamos tanta prisa.
Además, ni Asael y yo hablamos, solo dejaba que mis pensamientos me guiaran donde yo creía era correcto.
Al llegar con mi padre, mis dudas, esa incertidumbre… no pude aclarar nada.
Ewan y el resto de brujos y humanos estaban reunidos alrededor de una fogata, hablan, exclamaban y reían, las llamas danzaban al movimiento del viento y los leños crujían mientras se consumían lentamente.
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El ritmo de la tormenta | ✔
Fantasy[COMPLETA] Un virus silencioso y letal se ha propagado, matando a brujos y humanos. El Gobierno de Brujos Blancos sostiene que los culpables son los Brujos Negros liderados por Ewan Presonus, un brujo desertor con deseos perversos. Y para asegurar l...