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—Xander… yo… —comencé a decir, tratando de no hacer evidente mi voz temblorosa.

—Creí que no volverías, Wylan —contestó Xander, sonaba tranquilo—, y con un regalo, mucho menos.

—Sé que debí…

—Es mejor que hablemos adentro, ¿no te parece? —repuso Xander.

En ese momento, las antorchas iluminaron todo el Palacio.

Sus paredes blancas y deterioradas, nos devolvían la mirada con intensidad. Varios guardias estaban dispuestos en la entrada, con sus uniformes oscuros, mirada penetrante y esperando el momento de atacar, si fuese necesario.

Xander se dio la vuelta y nos indicó que lo siguiéramos en el interior del Palacio de Justicia.

Ramsey y Korben sostuvieron a Ewan y lo levantaron, para que comenzara a caminar.

Asael no se despegó de mi lado.

Las puertas de roble, gruesas y oscuras, que tenían tallados en forma de estrellas, la luna y el sol en cada extremo, se abrieron de par de par emitiendo un ruido seco similar a un árbol arrancado de su raíz.

El interior estaba iluminado.

—Así que atrapaste a Ewan Presonus, tu padre —dijo Xander, mientras caminaba hacia el frente—. Veo que opuso resistencia.

—Sí, se opuso —contesté.

—¿Tú solito lo hiciste? Me refiero a planear esa gran hazaña.

Tragué saliva.

Miré de reojo a Asael, quien asintió con la cabeza.

Las cosas estaban ya hechas, no había nada que pudiera decir o hacer, además de que mentir no haría un gran cambio.

—No me dejaste ir la primera vez que te lo pedí, Xander —respondí, procurando no exagerar con mis palabras—, sabías que lo haría, que me escaparía a como diera lugar.

Eso era cierto, completamente cierto.

Xander tenía presente las veces que solicité ir a buscar a Ewan.

Y es importante recalcar que nunca antes había suplicado tanto por algo y él me lo negaba siempre.

—Por supuesto, Wylan. Te conozco bien, no te culpo, yo habría hecho lo mismo —dijo Xander, sin voltear a verme.

En la parte central del Palacio estaban de pie los del Consejo, formando una hilera conforme a los cargos que ostentaban.

Vorhees y Dimas, ambos formaban parte de los Brujos Mayores y eran sus habituales representantes.

Hicks, representante de los cazadores y el que tenía pensado cederme su puesto el día que decidiera abandonar el Consejo.

También estaban Joyce, un brujo sanador. A la par de él estaba Maverik, representante de los invocadores. En el otro extremo se encontraban Baldwin, un rastreador y a su lado, Troy, un guía espiritual, pero quien casi no se metía en los asuntos más importantes.

Todos ellos usaban un traje completo muy elegante, grueso y de color negro, con finos bordados en hilos de plata y oro, daban la impresión como si fuesen a llevar a cabo una ceremonia de invocación o algo por el estilo.

—Me parece que es una reunión sumamente significativa, ¿no crees? —habló Dimas, un hombre viejo, arrugado y sonriente.

Xander caminó hacia el Consejo y se inclinó ante ellos, como una muestra de respeto ante la autoridad.

Me dio escalofríos y estuve a punto de vomitar, sabiendo que todos ellos estaban haciendo atrocidades y el mismo pueblo no lo sabía.

—Una reunión muy significativa —dije, apreciando la escena con la expresión embobada.

El ritmo de la tormenta | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora