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RECOINCILIACIONES Y CITAS

Maira

14:30

—Perla escúchame, ella se lanzó.

—¿Cómo te voy a creer?, ¿Cómo sé que no fuiste tu?

—Porque te amo joder, moriría por ti, iría a la otra parte del mundo si me lo pidieses, sin ti no podría vivir.

Tres horas y media antes

11:30

Abrí la puerta para ver a Perla en un vestido sosteniendo un bolso para bajar a la playa. El plan era sencillo, bajaríamos a la playa junto a Nia y Noah, que habían terminado el campamento y mientras Kendric prepararía la comida y le pediría volver a Perla, ellos se perdonarían y todo volvería a su cauce.

Quedaba un mes de verano, el día veintitrés de Agosto yo volvería a Denver, me alejaría de nuevo de ellos y no estaba preparada, así que no iba a dejar que por una tontería ellos rompiesen y con ello el pequeño grupo que habíamos hecho.

Nick se enfadó conmigo, o por lo menos desapareció esa noche, pero la noche siguiente yo estaba viendo una película y él se unió, aunque no me explicó porque se había ido, no hacían falta las palabras volvíamos a estar bien, y eso era lo importante.

—Perla —ya nos habíamos tumbado en la playa —¿no crees que deberías hablar con Kendric?

—Lo he estado pensando y creo que tienes razón, tal vez deba darme explicaciones, además vosotros sois amigos de ambos, no quiero que estéis comprometidos.

Ambos nos callamos y dejamos que el sonido del mar nos relajase, hasta que oí mi tripa rugir.

—Voy a por algo de comer, y ahora bajo.

Llevábamos ya una hora y media en la playa, y antes de bajar me había encargado de preparar unas fresas para poder comerlas luego. Ella se quedó vigilando a los dos niños.

En la terraza estaba Nick concentrado en el ordenador, pero al verme dejó su sitio y me siguió hacia la cocina.

—Quiere hablar con Kendric —dije mientras notaba su brazo rodear mis hombros mientras andábamos para la cocina.

—Genial, ahora llamaré al restaurante para que traigan la comida.

—¿No vas a prepárala tú?

—Yo no pienso cocinar —me estremecí al notar su voz demasiado cerca de mi oído.

Me alejé de él y llegué hasta la nevera para poder sacar las fresas. Al darme la vuelta él estaba cerca muy cerca, sus manos se colocaron en mi cadera con familiaridad.

—Maira, déjame demostrarte que esto puede merecer la pena —nuestras frentes estaban juntas y mi mirada no pudo evitar ir a sus labios.

—¿Qué estás haciendo? —pregunté en un susurro.

—Quiero hacer las cosas bien, así que tú y yo mañana tendremos una cena.

—¿Qué estás diciendo?

—Mai, ponte guapa porque es una cita.

Nicholas me había pedido una cita, intenté que la sorpresa no se notase en mi rostro.

—Suerte con Perla —me dio un beso en la frente y se fue con una sonrisa de felicidad.

Bajé hacia la playa de nuevo y ella me arrebató las fresas y se sentó para seguir hablando de chicos con Nia, que la miraba atenta mientras Perla se desahogaba con ella.

Amor de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora