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VEINTICUATRO DÍAS

Maira

Cuando desperté el ruido había acabado, a mi lado estaba Nick completamente desnudo, con su brazo rodeándome, y su cabeza apoyada en mi barriga. Sonreí y acaricié su pelo mientras dejaba que mis ojos se acostumbrasen al sol.

—Buenos días —miré a Nick. Tenía los ojos aún cerrados pero una sonrisa dibujada en su rostro.

—Tenemos que recoger todo —dije con algo de pereza.

—Nena, ya lo han recogido.

Claro, por momentos se me olvidaba que eran unos ricos que podían romper dinero que no influenciaría en nada. Dejé un beso en la mandíbula de Nick y después me levanté de la cama. Necesitaba desayunar algo, así que solo con una camiseta de Nick cubriendo mi desnudez bajé hasta la cocina.

Como bien había dicho Nick todo estaba recogido y parecía completamente nueva, cuando le miré detrás de mí, miraba algo en el teléfono bastante concentrado.

—¿Qué pasa? —pregunté con duda mientras me acercaba a él.

Nick solo apagó el teléfono y me abrazó dejando varios besos por mi cara, cerré los ojos aceptándolos con gusto. Me gustaba este Nick, cariñoso y atento conmigo, y al parecer no tenía planes de dejar de serlo porque después de desayunar me pidió que me pusiera el bikini y un vestido.

Cuando llegué vi una toalla enorme llena de comida y le miré completamente sorprendida. ¿Cuándo había planeado esto?

—Maira, quiero intentarlo bien, no estoy acostumbrado a esto de las novias, pero quiero ser tuyo, y que tu seas mío, no quiero sentirme ridículo por tener celos ni nada por el estilo.

Reí y le miré, estaba más que claro que Nick me gustaba, pero tenía miedo, el verano acababa, y que iba a pasar después. Que pasaría cuando yo volviese a Denver y Nick siguiese con la universidad y el fútbol, sería imposible poder llevar una vida complementaría, sería un desastre.

Por eso antes de contestar me prometí a mí misma que esto sería un amor de verano, que cuando el uno de septiembre, dentro de veinticuatro días nuestras vidas se separarían, pero mientras tanto iba a disfrutar de Nick.

A pesar de que él no lo supiese en este casi mes me convencería a mí misma que dejar atrás todo aquello que estaba viviendo acabaría, y así evitaría un daño permanente en mi corazón cuando después de dos semanas me diga que no puede o algo peor. No estoy preparada para que me rompa el corazón, ni él ni nadie, así que lo protegería a toda costa.

Me acerqué a Nick sin dejar de mirar sus ojos y cuando apenas estábamos a unos centímetros uní nuestras bocas en un beso que para él pudo significar el comienzo hacía algo, pero solo pude sentir la cuenta atrás hacia el final de esto.

Comimos juntos, entre bromas y risas, podría parecer perfectamente el final de una película romántica de Netflix, y después de terminar con todas las fresas ambos nos quedamos dormidos. Cuando desperté pude notar que Nick no estaba y al mirar hacía la playa lo ví subido en una tabla de surf.

Reí al ver como caía de ella y fui hacía él, el agua estaba algo fría, pero quería llegar a sus brazos. Cuando llegué, me coloqué entre la tabla y él, sus brazos estaban apoyados en ella evitando que se fuese mar a dentro y me miraba con una sonrisa.

—Dentro de dos días empiezo otra vez los entrenamientos, espero verte ahí. Dentro de una semana y media tengo un partido bastante importante.

—¿En serio? Eso significa que todavía estaré.

Amor de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora