Amor de verano

13

CASATE CONMIGO

Nick

Nos levantamos por el olor a café. Seguíamos en la casa de la montaña, ayer habíamos estado en la pista de Sky todo el día y hoy por la tarde cogeríamos un avión de vuelta a Los Ángeles así que nos pasaríamos la mañana viendo el pueblo.

Había vuelto a nevar y hacia frio. Maira estaba a mi lado completamente tapada y con el pelo revuelto, pero estaba preciosa.

—Venga, a desayunar —oímos la voz de Perla.

—Vaya, ya suena como una madre —murmuró mientras se frotaba los ojos y me dedicaba una sonrisa. Reí y busqué unos pantalones grises de Nike en la maleta y algo para que se pusiera Maira.

Se hizo una coleta bastante rápido y bajamos a la cocina donde Crystal les explicaba a nuestros amigos lo que íbamos a hacer hoy, al vernos nos saludó algo seca. Estaba cabreada con Maira, pero era una tontería y no me iba a meter en esa pelea tan estúpida que habían empezado silenciosamente.

Salimos de la casa para visitar el pueblo cubierto de nieve. Perla iba haciendo varias fotos a algunas cosas y también a Kendric.

Kendric estaba encanado con el lugar incluso se estaba replanteando construir un hotel por la zona, aunque lo que sospechaba era que lo quería y así poder venir a esquiar siempre que pudiese. Lo hizo hace unos años cuando hizo uno en pleno pie de paya de Miami, y ahora todas los años desaparecían dos semanas con la excusa de ver cómo iban las cosas.

Maira estaba diferente, se la notaba nerviosa y aunque en varias ocasiones Crystal hubiese lanzado alguna de sus pullas ella no dijo nada solo se la veía como ida.

Mientras caminábamos hacia el bosque la agarré la mano y frené.

—Te pasa algo, ¿Qué es?

—No me pasa nada Nick, venga no quiero perderme —le dio un tirón a mi mano para empezar a andar y a regañadientes lo hice, aunque no me creía para nada lo que decía.

En un momento quedamos Kendric, Crystal y yo mientras las dos chicas hablaban más atrás podía oír algunas cosas, así que con algo de disimulo retrocedí el paso para quedar más cerca.

—¿Crees que le gustara? Es decir, no creo que se esperó esto ahora ¿no? —era Maira.

—Claro que le gustara, dios todo lo que venga de ti le gusta.

No oí más por Kendric me dio un golpe en el brazo para que levantase la vista.

Eran las montañas nevadas las teníamos enfrente y era precioso. Miré hacia atrás, Maira también las miraba con asombro.

Estaba preciosa, llevaba un abrigo blanco y un gorro naranja que le tapaba media frente, los guantes se los había quitado porque estaba haciendo fotos.

—¿Me haces a mí una? —pedí con una sonrisa y ella asintió enfocándome con su móvil.

Luego les hizo una a Kendric y a Perla. A la vuelta mi mejor amigo y yo nos echamos una pequeña pelea de bolas de nieve que terminó ganando Perla por la bronca que nos dio al haberle dado a ella y el resto del camino su novio estuvo con ella haciéndole la pelota.

Según nos acercábamos de nuevo a casa Maira parecía más distante y nerviosa hasta que llegamos. Ella se quitó las botas y la chaqueta la primera seguida de Perla y miró a Kendric con cara de que se quedase a su lado y sin moverse.

A veces me hacía gracia como mi amigo que medía casi uno noventa hacía caso a la enana de Perla que usaba siempre plataforma o tacones para llegar al uno sesenta y cinco.

Crystal por su parte se fue porque iba a ir a por comida con su coche.

—Ven un momento —me dijo agarrando mi mano y dirigiéndome a nuestra habitacion.

Perla nos seguía y parecía emocionada mientras que Kendric lo hacía mientras le susurraba a su novia que no entendía nada.

Hasta que abrimos la puerta y me acerqué por petición de Maira a la terraza. Estaba cubierta de nieve, pero se podía entender una pregunta escrita con el dedo en la nieve.

¿Quieres casarte conmigo?

—Dijiste que iba a ser yo quien te lo pidiese y quiero que seas mi prometido —me comentó mientras se ponía a mi lado.

Oí la puerta cerrarse y por detrás de ella a Kendric protestar por no enterarse de mi respuesta a pesar de que estaba claro.

Mi respuesta era un rotundo sí.