˚ · ༄ ── 𝐋𝐄𝐓 𝐈𝐓 𝐑𝐎𝐂𝐊
❛El mundo no estaba preparado para la revolución que dos bandas como Ivory Lace y Guns N' Roses supondría. Drogas, alcohol, sexo, música... No nos importaba nada, nos sentíamos invencibles. Alcanzamos la cima y nos hici...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
── SI NO CONSIGO REFUGIO, ME DESVANECERÉ GUERRA, NIÑOS, ES SOLO UN TIRO A LA DISTANCIA
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los Angeles, California 8th April, 1987
IZZY.
Ni el puto día de mi cumpleaños podía respirar tranquilo. Había cumplido veinticinco años y la vida me pesaba como si tuviera ochenta y siete. Me dirigía hacia nuestro apartamento, andando con mi vista fija al suelo mientras bufaba rabioso y fumaba un cigarrillo de mala gana. Ya estaba anocheciendo, y el atardecer en Hollywood era maravilloso, pero no estaba de ánimos como para disfrutar del fenómeno natural. La avenida de Santa Mónica jamás se me había hecho tan larga y pesada, pero lo cierto es que no tenía ganas de llegar con los chicos y escuchar sus cuitas inmaduras y aburridas. Me apetecía estar solo, pero sabía que mis amigos estaban preparando algo por mi cumpleaños con las chicas y no quería chafarles la fiesta con mi desaparición.
Había roto con Desi de una definitiva vez. Yo ya no sentía nada por ella, pero las drogas me ataban a sus manos cruelmente. Decidí que, si realmente quería dedicarme plenamente a la música, que si de verdad quería prestar mi total atención a Guns N' Roses y al nuevo álbum que estábamos grabando, tenía que dejar mis negocios. Tomé toda la cocaína y la heroína que había a mi alcance en el apartamento de Desi y las guardé como mercancía de la que ir tirando los próximos meses sin su ayuda, aparte de que las guardé para consumirlas también, por supuesto. Con lo que le había robado a mi ex y con lo que tenía guardado de antes, me daría para vender alguna temporada más. Únicamente me quedaba un problema que resolver: el maldito Jefe, el capo de la mafia más temido de todo el Estado de California.
Después de poner a medio Los Ángeles en su contra, de rechazarlo, ridiculizarlo y dejarlo tirado, el bueno del Jefe no me iba a poner las cosas muy fáciles, pero yo tampoco tenía intención de ponerle las cosas fáciles a él. Era como una guerra civil, una especie de revolución en la que el pueblo se levantaba contra su rey, y yo era el líder del bando rebelde.
