˚ · ༄ ── 𝐋𝐄𝐓 𝐈𝐓 𝐑𝐎𝐂𝐊
❛El mundo no estaba preparado para la revolución que dos bandas como Ivory Lace y Guns N' Roses supondría. Drogas, alcohol, sexo, música... No nos importaba nada, nos sentíamos invencibles. Alcanzamos la cima y nos hici...
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── CREO QUE ME GUSTAS MÁS CUANDO ESTÁS CONMIGO Y NO CON NADIE MÁS
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Los Angeles, California 13th August, 1987
STEVEN.
Un abrazo alivia el estrés y la ansiedad, por medio de un abrazo la hormona del estrés disminuye, creando una sensación de tranquilidad. Reduce la presión arterial, ya que al abrazarte con otra persona, tu cerebro libera endorfinas, las cuales generan sensación de bienestar.
Esas eran las sensaciones según el diccionario que sentía al abrazar a mi mejor amiga, al consolarla y llorar en su hombro por todo lo que la guitarrista acababa de revelarme: su dura infancia y los turbios negocios que la involucraban a ella y a Izzy. Una sensación de gozo, bienestar y tranquilidad, eso era lo que Marian y yo nos aportábamos al otro. Éramos almas gemelas, fundamentales para el otro; éramos hermanos de no sangre.
—Steven, no llores —sollozó ella, con inocentes lágrimas en su rostro mientras me tomaba de ambas mejillas y yo trataba de apartar mi rota y débil mirada de la suya.
—No estoy llorando —sollocé ahora yo, limpiándome algunas lágrimas en vano y atreviéndome a enfrentar su mirada inquebrantable—, me río con el otro lado de la cara. Te quiero muchísimo —le revelé, volviendo a quebrarme y a derramar algunas lágrimas.
Ambos estábamos sentados en la mal hecha cama de la única y desastrosa y conocida Hell House. Por mucho que Duffy, Axl y yo nos peleáramos por conseguir dormir en la habitación, la zanahoria siempre se salía con la suya, aunque muchas veces nos acoplábamos en la cama el bajista y yo, haciendo rabiar así al pelirrojo.
La puerta estaba cerrada, pues la conversación entre Marian y yo era confidencial y no quería que ninguno de mis dos amigos cotillas con los que compartía hogar se enteraran de nada de lo que la guitarrista y yo hablábamos.
Mi mejor amiga y yo derramábamos lágrimas, pero la gran diferencia era que yo lo hacía sin control y desesperadamente mientras que ella trataba de ser fuerte ante la situación y ante mí. La pelirroja intentaba retener sus lágrimas y su dolor.
